Escatología (griego, eschatos, último y logos, declaración ordenada). Es el estudio de las últimas cosas que sucederán en la tierra en esta edad.
Se usa la palabra para cubrir el estudio de acontecimientos tan importantes como la segunda venida de Cristo, el juicio del mundo, la resurrección de los muertos y la creación de los cielos nuevos y la tierra nueva. Los temas relacionados incluyen el reino de Dios, el milenio, el estado intermedio, el concepto de la inmortalidad y el destino eterno de los malvados.
Ya que Dios controla la historia (incluyendo su fin), el creyente ha de tener esperanza. Para hacer justicia a la tensión dentro del Nuevo Testamento entre la salvación ya experimentada (parcialmente) y la salvación todavía no experimentada (completamente), es útil hablar de la escatología inaugurada y la escatología cumplida. El pueblo de Dios está viviendo en los últimos días, pero todavía no ha llegado el último día. La nueva edad irrumpió en esta época malvada cuando Cristo fue resucitado de los muertos, pero lo nuevo todavía no ha reemplazado completamente lo antiguo. El Espíritu de Cristo trae a la edad presente la vida de la edad por venir; así que lo que ofrece es las primicias (Romanos 8:23) y es las arras de la plenitud de la vida por venir (2 Corintios 1:22; 5:5; Efesios 1:14).
Como gente de la nueva edad que todavía vive en el mundo y la edad antigua, la iglesia está llamada a participar en misiones y evangelismo (Mateo 24:14; 28:19, 20) hasta que Cristo regrese a la tierra. Las señales de los tiempos (es decir, que el fin es seguro y está cercano) incluyen la evangelización del mundo, la conversión de Israel (Romanos 11:25, 26), la gran apostasía (2 Tesalonicenses 2:1 al 3), la tribulación (Mateo 24:21 al 30) y la revelación del anticristo (2 Tesalonicenses 2:1 al 12).
- La Segunda Venida.
Se usan tres palabras griego, parousia (presencia, 1 Tesalonicenses 3:13), apokalypsis (revelación, 2 Tesalonicenses 1:7, 8) y epiphaneia (aparición, 2:8), para el regreso personal, visible y glorioso de Jesús (Mateo 24:30; Hechos 1:11; 3:19 al 21; Filipenses 3:20).
- La resurrección de los muertos.
Cristo es el primogénito de los muertos (Romanos 8:11, 29; Colosenses 1:18) y las primicias de la resurrección de todos los creyentes (1 Corintios 15:20). Cada persona que haya vivido se levantará de los muertos (Daniel 12:2; Juan 5:28, 29; Hechos 24:15); pero la resurrección de los malvados será el comienzo del juicio de Dios sobre ellos, mientras que la resurrección de los justos será el comienzo de su vida en Cristo. Los cuerpos resucitados de los justos serán incorruptibles, gloriosos y espirituales (1 Corinitos 15:35 siguientes), y semejantes al cuerpo glorioso de Cristo (Filipenses 3:21).
- El juicio.
Hay dos maneras en las cuales los estudiosos bíblicos conservadores ven la doctrina del juicio. Una es decir que habrá un juicio futuro en el cual Jesucristo juzgará a las naciones y a cada persona que haya vivido jamás. Este juicio es un examen de los motivos y las acciones de cada uno, creyente e incrédulo, junto con el juicio basado en esta evidencia (Mateo 11:20 al 22; 12:36; 25:35 al 40; 2 Corintios 5:10) y en la respuesta humana a la voluntad conocida de Dios (Mateo 16:27; Romanos 1:18 al 21; 2:12 al 16; Apocalipsis 20:12; 22:12). Hay recompensas espirituales en la edad por venir para aquellos que han servido al Señor fielmente en esta vida (Lucas 19:12 al 27; 1 Corintios 3:10 al 15; compárese Mateo 5:11, 12; 6:19 al 21).
La otra forma de ver el juicio acepta los principios de la primera pero los distribuye en varios juicios: de los pecados de los creyentes (en el Calvario), de las obras del creyente (en el momento del arrebatamiento), de los gentiles individuales (antes del milenio), del pueblo de Israel (antes del milenio), de los ángeles caídos y de los malvados (después del milenio).
- Felicidad eterna en el nuevo orden de existencia (nuevos cielos y nueva tierra).
El antiguo universo será regenerado maravillosamente (Isaías 65:17 al 25; 66:22, 23; Hechos 3:19 al 21; Romanos 8:19 al 21; 2 Pedro 3:12; Apocalipsis 21:1 al 4). Aquellos que tienen cuerpos de resurrección morarán con Dios en un universo regenerado, en el cual el cielo, como lugar y esfera de Dios, no está separado sino que más bien está presente.
- Sufrimiento y castigo eterno en el infierno.
Jesús mismo dijo más acerca del infierno que cualquier otro escritor u orador del Nuevo Testamento (por ejemplo, Mateo 5:22, 29, 30; 10:28; 13:41, 42; 25:46). Por medio de una variedad de cuadros e imágenes, el Nuevo Testamento presenta una descripición temible del sufrimiento eterno de los que han rechazado el evangelio.
- Inmortalidad.
Sólo Dios posee verdadera inmortalidad (aphtharsia, 1 Timoteo 6:16) porque es la fuente eterna de vida. Los seres humanos fueron creados para la inmortalidad (en lugar de ser creados con almas inmortales) y esta inmortalidad, en el sentido de recibir y disfrutar de la vida de Dios, se le da a los justos en el momento de la resurrección de los muertos, en y por medio del don de un nuevo cuerpo imperecedero e inmortal (1 Corintios 15:53 al 55). Nunca se dice que los malvados tengan inmortalidad o que existan eternamente en cuerpos inmortales, ya que el uso de la inmortalidad en el Nuevo Testamento es para describir la inmunidad de la muerte y la corrupción que resulta de compartir en la vida divina.
- El estado intermedio.
Con frecuencia se llama estado intermedio a la existencia de aquellos que mueren antes de la Segunda Venida. La parábola del hombre rico y Lázaro (Lucas 16:19 al 31) sugiere que hay una existencia consciente y que puede ser de sufrimiento o de descanso felicidad. Ciertamente el Nuevo Testamento señala el consuelo y la seguridad de aquellos que mueren como discípulos de Jesús (Lucas 23:42, 43; 2 Corintios 5:6 al 8; Filipenses 1:21 al 23; 1 Tesalonicenses 4:16).
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