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Diccionario Ilustrado
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SÁBADO (hebreo, shabbath; groego,
sabbaton, sábado, desistir, cesar, descansar). Fiesta religiosa israelita del
séptimo día al parecer íntimamente relacionada con el origen de la semana como
período concreto de tiempo. En Génesis 8:22; Job 5:12, etc., el verbo cognado,
shabat, tiene el sentido de cesar o parar cualquier actividad, sin ninguna
conexión religiosa, en tanto que en Éxodo 16:23 siguientes; 23:12; y 31:17
significa descansar del trabajo en consagración a Jehová. Parece posible afirmar
que la celebración del sábado se remonta entre los israelitas a los tiempos pre-mosaicos;
el mandamiento del decálogo de santificar el sábado (Éxodo 20:8 al 11) presupone
que los israelitas del tiempo de Moisés ya lo conocían. El Sábado En El Antiguo Testamento Todos los documentos legales incorporados a la ley prescriben la observancia del sábado, por medio del cese de trabajo realizado en los seis días de la semana. Así lo dicen el libro del pacto (Éxodo 23:12), el decálogo (Éxodo 20:8 al 11), donde se halla el concepto de que el sábado es en memoria de la creación; compárese Deuteronomio 12 al 16), las prescripciones en cuanto al culto (Éxodo 34:12 siguientes), la ley de santidad (Levítico 23:3; 26:2) y el código sacerdotal (Éxodo 31:12 al 17; 35:1 siguientes; Números 28:9 siguiente. La más antigua de estas leyes, Éxodo 31:12 siguientes, basa la prohibición de trabajar en razones humanitarias: el reposo de todo trabajo cada siete días es bueno tanto para el hombre como para el animal. Encontramos lo mismo en Deuteronomio 5:12 al 14. Y el versículo 15agrega que los esclavos de los israelitas debían descansar el sábado porque, como los israelitas mismos habían sido esclavos en Egipto y Dios los había liberado, en gratitud debían ser considerados con los esclavos. En cuanto a la clase de trabajo que no era permitido hacer en sábado, la ley era bastante general (Éxodo 20:8 al 10; Deuteronomio 5:14; etc.). Era más explícita al referirse a las grandes fiestas como la Pascua (Levítico 23:7 siguiente; Números 28:18), el PENTECOSTÉS (Levítico 23:21; Números 28:26), el año nuevo (Levítico 23:25; Números 29:1), el Día de Expiación (Números 29:7) y las fiestas de convocación (Levítico 23:35; Números 29:12). Durante el cautiverio, cuando a los judíos no les era permitida la práctica pública de su fe, la observancia del sábado y la CIRCUNCISIÓN fueron la señal que los distinguió de los gentiles (Éxodo 31:13 al 17; Ezequiel 20:12, 20). Sea cual fuera la razón, el carácter del sábado se transforma, según se ve en los escritos del cautiverio y del pos-cautiverio. La obligación del descanso se convierte, de un acompañamiento necesario para los actos del culto, en un fin en sí mismo. Se convierte en una forma de auto-negación agradable a la Deidad, como acto de obediencia implícita a su mandato positivo. Toda legislación posterior nace de esta idea. En Ezequiel y la ley de santidad, el sábado es señal arbitraria del pacto entre Dios e Israel, y de la fidelidad individual a dicho pacto. El código sacerdotal exalta el sábado, y basa su sanción en el ejemplo del Creador (Génesis 2:2 siguientes; Éxodo 31:17); trata de forzar su observancia con la imposición de la pena de muerte (Éxodo 31:14; Números 15:32 al 36). Otra modificación después del cautiverio en la observancia del sábado se advierte en la pérdida del carácter alegre y festivo del sábado que existía anterior al cautiverio (Isaías 1:13; Oseas 2:11). En aquel entonces no se compraba ni vendía (Amós 8:5), el trabajo del campo se suspendía incluso en tiempo de cosecha (Éxodo 34:21), se visitaba el santuario (compárese Isaías 1:12s) y se consultaba a los videntes (1 Samuel 9:9), mientras que en las profecías después del cautiverio se alude a la observancia del sábado como supremo deber religioso y como condición para la realización de las esperanzas mesiánicas (Isaías 56:2 siguientes; 58:13 siguiente; 66:23; Jeremías 17:19 siguientes). Como un correctivo al excesivo legalismo que está implícito en las prácticas sabáticas, Isaías condena el ayuno ritual y lo reubica en el contexto de la justicia hacia los oprimidos, de compartir lo que se come con los hambrientos (Isaías 58:3 al 13 siguiente). El Sábado En El Judaísmo Rabínico La experiencia de la diáspora incidió profundamente en el pensamiento judío sobre el sábado. Los escritos rabínicos fomentaron una interpretación sumamente estricta del descanso del sábado, y esto condujo a una complicada casuística que convirtió en carga insoportable el deleite de la observancia del sábado. Encontramos abundantes evidencias de este hecho en los Evangelios y en los profetas después del cautiverio (compárese Isaías 58:13).
El Sábado En El Nuevo Testamento Los rabinos reconocían que el sábado debía servir de ayuda al hombre en la
consecución de la finalidad de la vida. Jesús enunció este principio claramente:
el sábado se había establecido para el hombre y no viceversa (Marcos 2:27). Pero
Jesús fue más lejos al insistir en que el sábado nunca puede ser un fin en sí
mismo, otorgando así a los hombres mayor libertad para hacer el bien a los demás
y para ocuparse de sus necesidades personales (Marcos 2:23 siguientes;
3:4;
Lucas 13:15; etc.). Jesús declara que como la ley del reposo es para el bien del
hombre, como Hijo del Hombre tiene autoridad para cambiar la Ley o abrogarla
(Marcos 2:28). La iglesia primitiva se sirvió de esta afirmación de Jesús cuando
decidió abandonar la observancia del sábado para adorar al Señor resucitado en
domingo. |