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Diccionario Ilustrado
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Música
La historia de la música hebrea, tanto como la historia de la civilización más alta de Israel en general y la organización del servicio de música en el templo, comenzó con el reinado del rey David. Al rey David se le ha atribuido no sólo la creación y el canto de los salmos, sino también la invención de instrumentos musicales (1 Crónicas 15:16; 23:5; 2 Crónicas 7:6). Durante el reinado de Salomón el número de levitas instruidos en los cánticos de Jehovah eran 288, divididos en 24 clases (1 Crónicas 25:6, 7; compare 2 Crónicas 5:12-14). En el templo de Salomón el coro formaba una entidad separada. Se les proveían casa y recibían sueldos. Ezequiel dice que tenían cámaras entre las paredes y ventanas que daban al sur (Ezequiel 40:44). El coro tenía 2.000 cantores y estaba dividido en dos grupos. El personal de la orquesta y el coro se redujo mucho en el segundo templo. La orquesta consistía de un mínimo de dos arpas y un máximo de seis; un mínimo de nueve liras, sin límite máximo; un mínimo de dos oboes y un máximo de 12; y un címbalo. El coro del segundo templo consistía de un mínimo de 12 cantores adultos, sin límite máximo. Los cantores, todos hombres, tenían entre 30 y 50 años de edad. El requisito para ser miembro en el coro del segundo templo era una educación musical de cinco años. Además de los varones adultos, también se les permitía participar en el coro a los hijos de los levitas. El orden de los salmos en el servicio diario del templo era el siguiente: en el primer día de la semana, el Salmo 24; en el segundo día de la semana, Salmo 48; en el tercer día, Salmo 82; en el cuarto día, Salmo 94; en el quinto día, Salmo 81; en el sexto día, Salmo 93; en el séptimo día, Salmo 92. El holocausto de la mañana terminaba con el canto del salmo del día. El holocausto de la tarde era idéntico al de la mañana excepto que la ofrenda de incienso iba después del holocausto de la tarde, a la hora de la puesta del sol. De esa manera, empezaban y terminaban el día con oración y alabanza, que simbolizaba el quemar el incienso.
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