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Diccionario Ilustrado
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Esclavos en tiempo de Roma
Roma - Cesar - Homosexualidad - Imperio Romano - Esclavos - Lo negativo de Roma Senado Romano - Ejército Romano |
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Esclavos en tiempos romanos La sociedad romana se hizo esencialmente esclavista como consecuencia de su expansión territorial, primero por Italia y después por toda la Cuenca del Mediterráneo. Tanto su economía como su estructura social se basaba en un sistema de clases donde el esclavo constituía el escalón más bajo de la sociedad. Los esclavos de ciudad solían tener familia y una gran autonomía. Podían lograr la manumisión de diferentes formas: • Con su propia muerte; entonces se le liberaba para que tuviera un entierro de hombre libre. • Con la muerte de su amo, que en su testamento solían liberar a sus esclavos como muestra de generosidad. • Cuando eran liberados de este modo, se les dejaba alguna propiedad o dinero. • Comprando su libertad, ya que después de haber pasado años de intermediario de su amo en los negocios, podían ganar un peculio. • Por declaración ante un magistrado. Amo y esclavo defendían su libertad ante un magistrado. Si era aceptada, se le ponía un bastón en la cabeza como señal de su libertad Muchos emancipados permanecían en sus casas haciendo las mismas labores, aunque con mayor dignidad. Los esclavos eran propiedad absoluta de su dueño. Carecían de personalidad jurídica, de propiedad y hasta de familia propia, porque su matrimonio, aún conseguido con el permiso del amo, se consideraba un simple concubinato, y los hijos eran propiedad del amo. Los esclavos domésticos eran recibidos con una ceremonia, y se les purificaba echándole agua sobre su cabeza. Ayudaban al amo a ponerse la toga, pues era una labor de gran complicación. Eran los encargados de recibir a los invitados, recogerles la toga y los zapatos y ofrecerles un baño caliente o un lavado de pies. Los más guapos y de mejores modales servían la comida vestidos de colores vivos, que contrastaban con sus cabelleras, con las que a veces sus amos se secaban. Los más agraciados servían el vino y cortaban los manjares mientras que los que limpiaban los platos y recogían las mesas iban peor vestidos. A cada invitado se le adjudicaba un esclavo servus ad pedes que permanecía a sus pies. Los que nacían como esclavos y eran educados, formaban una clase privilegiada entre la servidumbre. No se les permitía entrar a representaciones teatrales. A los esclavos se les adjudicaban las tareas de acuerdo a su nivel cultural. A los esclavos se les podía poner un collar con una placa en la que se leería "Tenemene fucia et revo cameadomnum et viventium in aracallisti", traducido como "Detenedme si escapo y devolvedme a mi dueño". El precio de un esclavo nos llega a través de Catón, y sabemos que era de promedio unos mil quinientos denarios, precio que subió a lo largo del siglo II a. C. hasta alcanzar los veinticuatro mil sestercios. Algunos esclavos tenían la consideración de hombres libres, bien por la humanidad de sus amos o por el trabajo intelectual que desarrollaban. Esto pasó con los esclavos procedentes de la Antigua Grecia, que en cierto modo el amo consideraba de mayor educación que la suya. Estos eran los que servían como secretarios, administradores o educadores. En el siglo III se redujeron las masas de esclavos y estos empezaron a valorarse casi como hombre libres. El emperador Diocleciano era hijo de un esclavo que había comprado su libertad. Los libertos fueron a partir del siglo VI según el emperador Justiniano ciudadanos sin distinción alguna, procedentes de la esclavitud. Si no conservaban los lazos de fidelidad a sus casas eran llamados libertos ingratos. Ejercían mayoritariamente la labor de comerciantes o artesanos, y en menor medida de maestros romanos (ludimagister), gramáticos (encargados de la enseñanza secundaria), banqueros o médicos, que no tenían la remuneración. La economía romana, como su sociedad, dependían del trabajo de esclavos, que eran fundamentales en los latifundios, minas e industrias. Esta economía aumentó a partir del siglo II gracias a las victorias de Julio César, que puso en subasta a aproximadamente un millón de esclavos durante la Guerra de las Galias (58–51 antes de Cristo) En Delos, llegaron a subastarse hasta diez mil esclavos en un solo día. |