
Coral, Datos Científicos

Los corales marinos son animales coloniales, salvo excepciones, pertenecientes
al filo Cnidaria, clase Anthozoa. Las colonias están formadas por hasta miles de
individuos zooides y pueden alcanzar grandes dimensiones.
Aunque los corales pueden atrapar plancton y pequeños peces con las células
urticantes en sus tentáculos, la mayoría de los corales obtienen la mayor parte
de sus nutrientes de las algas unicelulares fotosintéticas denominadas
zooxantela, que viven dentro del tejido del coral. Estos corales requieren de
luz solar y crecen en agua clara y poco profunda, normalmente a profundidades
menores de 60 metros.
Los corales pueden ser los principales contribuyentes a la estructura física de
los arrecifes de coral que se formaron en aguas tropicales y subtropicales, como
la enorme Gran Barrera de Coral en Australia y el arrecife Mesoamericano en el
mar Caribe. Otros corales, que no tienen una relación simbiótica con algas,
pueden vivir en aguas mucho más profundas y en temperaturas mucha más bajas,
como las especies del género Lophelia que pueden sobrevivir hasta una
profundidad de 3000 metros.
El término "coral" no tiene ningún significado taxonómico y es poco preciso;
suele usarse para designar a los antozoos en general, tanto a los que generan un
esqueleto calcáreo duro, especialmente los que construyen colonias ramificadas,
como las acroporas; pero también es común denominar coral a especies con
colonias compactas ("coral cerebro" como Lobophyllia) e incluso con esqueleto
córneo y flexible, como las gorgonias. Asimismo, se llaman corales blandos a las
especies del orden Alcyonacea, que no generan esqueleto y utilizan el calcio en
forma de espículas repartidas por su tejido carnoso, para proporcionarles mayor
rigidez y consistencia.
Tanto en el mundo del buceo como en acuariofilia, los corales se dividen en
blandos y duros, según tengan esqueleto o no. Y los duros, a su vez, se
subdividen en duros de pólipo corto y duros de pólipo largo, small polyp stony (SPS)
y large polyp stony (LPS), en inglés. Esta clasificación se refiere al tamaño
del pólipo del género, que en los SPS como Montipora, suele ser de 1 o 2 mm y en
los LPS, como Heliofungia actiniformis de hasta 20 cm.
Pero esta división es poco científica y genera no pocas excepciones bajo un
análisis riguroso de las diversas especies. La comunidad científica se refiere a
micropólipos cuando los pólipos coralinos tienen entre 1 y 2 mm de diámetro, y
alude a macropólipos para aquellos pólipos entre 10 y 40 mm de diámetro. No
obstante, la gran mayoría de los corales de todos los arrecifes del mundo tienen
pólipos con un diámetro entre 2 y 10 mm, justo entre esas categorías.
Arrecifes de coral

Los pólipos de coral mueren con el tiempo, pero las estructuras calcáreas se
mantienen y pueden ser colonizadas por otros pólipos de coral, que seguirán
creando estructuras cálcicas generación tras generación. A lo largo de miles o
de millones de años se forman grandes estructuras calcáreas conocidas como
arrecifes de coral.
En ocasiones los arrecifes son tan grandes que pueden llegar a emerger de la
superficie. Así, cuando el coral crece alrededor de una isla volcánica que
posteriormente se hunde, se crea una estructura coralina en forma de anillo con
una laguna central que recibe el nombre de atolón.
El arrecife de mayor longitud es la Gran Barrera de Arrecifes, en la costa de
Queensland en Australia: tiene más de 2000 km², y es una de las construcciones
naturales más grandes del mundo. La región del mundo con más especies de corales
y más biodiversidad en sus arrecifes coralinos es el Triángulo de coral, en el
sureste asiático, que incluye más de 500 especies de corales (el 76% de las
especies coralinas conocidas) y al menos 2228 especies de peces.
Los arrecifes coralinos forman el hogar de muchos organismos marinos que allí
encuentran alimento y protección contra los depredadores.
El segundo arrecife coralino más grande del mundo, el Arrecife Mesoamericano (a
lo largo de la costa de México, Belice, Guatemala y Honduras), se encuentra en
el mar Caribe, y se extiende por más de 700 km desde la península de Yucatán
hasta las Islas de la Bahía en la costa norte de Honduras. Aún cuando mide un
tercio de lo que mide la Gran Barrera Arrecifal de Australia, el Arrecife del
Caribe Mesoamericano alberga una gran diversidad de organismos, incluidos 60
tipos de corales y más de 500 especies de peces.
El ecosistema también es el sitio de dos grandes iniciativas internacionales de
conservación, una ya bien establecida y otra apenas en sus inicios.
En 1998, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés)
identificó al arrecife del Caribe mesoamericano como un ecosistema prioritario y
una ecoregión de importancia global, por lo que comenzó un esfuerzo de
conservación del arrecife a largo plazo.
Historia evolutiva
Aunque los corales aparecieron por primera vez durante el Cámbrico, hace 542
millones de años, los fósiles correspondientes son extremadamente raros hasta el
período Ordovícico, 100 millones de años más tarde, cuando se generalizó la
distribución de los corales rugosos y tabulados.
El registro fósil de los corales tabulados se halla en piedra caliza y lutita
calcáreas (en inglés: shale) del Ordovícico y Silúrico y con frecuencia forman
cojines bajos o ramificaciones junto a los corales rugosos. Su número comenzó a
declinar a mediados del Silúrico, y se extinguieron a finales del Pérmico, hace
250 millones de años. Los esqueletos de los corales tabulados se componen de una
forma de carbonato de calcio conocido como calcita.
Los corales rugosos llegaron a ser dominantes a mediados del Silúrico, y se
extinguieron a principios del Triásico. Los corales rugosos vivieron solitarios
y en colonias, y sus exoesqueletos se componían también de calcita.
Los corales escleractinios llenaron el vació dejado por las especies de corales
rugosos y tabulados extintas. Sus fósiles pueden encontrarse en pequeñas
cantidades en las rocas del período Triásico, y llegaron a ser comunes desde el
Jurásico. Los esqueletos de los escleractinios se componen de un tipo de
carbonato de calcio conocido como aragonita.
A pesar de que son geológicamente más jóvenes que los corales tabulados y
rugosos, su registro fósil es menos completo debido a su esqueleto de aragonita,
cuya conservación es más difícil.
Los corales eran muy abundantes en ciertas épocas del pasado geológico. Al igual
que los corales modernos, estos antepasados coralinos construyeron arrecifes,
algunos de los cuales terminaron como grandes estructuras en rocas
sedimentarias.
Los fósiles de otros habitantes arrecifales, como algas, esponjas, y los restos
de muchos equinodermos, braquiópodos, bivalvos, gasterópodos, y trilobites,
aparecen junto con los fósiles de coral. La distribución de los fósiles de coral
no está limitada a los restos de arrecifes, ya que se pueden encontrar muchos
fósiles solitarios en otros lugares, tales como Cyclocyathus que ocurre en la
formación de arcilla de Gault en Inglaterra.
Estado de conservación

Los arrecifes de coral están en descenso en el mundo entero. Las principales
amenazas localizadas para los ecosistemas coralinos son la extracción de coral,
la escorrentía agrícola y urbana, la contaminación de orgánicos e inorgánicos,
la sobrepesca, la pesca con explosivos, las enfermedades coralinas y la
excavación de canales de acceso a islas y bahías. Las amenazas más amplias
incluyen el aumento de la temperatura del mar, la subida del nivel del mar, y el
cambio del pH debido a la acidificación de los océanos, todos asociados con las
emisiones de gases de efecto invernadero. En 1998, el 16% del total de arrecifes
de coral murieron como consecuencia del aumento de la temperatura del mar.
Cambios de temperatura del agua de más de 12 grados Celsius o cambios de
salinidad, pueden diezmar los corales. Bajo tales presiones ambientales, los
corales expulsan sus zooxantelas; sin él los tejidos del coral revelan el blanco
de sus esqueletos, un evento conocido como blanqueo de coral.
Estimaciones globales indican que aproximadamente el 10% del total de los
arrecifes de coral está muerto. Alrededor del 60% de los arrecifes coralinos
está en riesgo como resultado de actividades humanas. Se estima que la
destrucción de los arrecifes coralinos puede llegar al 50% en el año 2030.
En respuesta, la mayoría de las naciones establecieron leyes ambientales en un
intento de proteger este importante ecosistema marino.
Entre el 40% y el 70% de las algas comunes, transfieren metabolitos
lípidosolubles y causan decoloración y muerte entre los corales, particularmente
cuando se da una sobrepoblación de algas. Las algas proliferan cuando tienen
suficientes nutrientes como resultado de contaminación orgánica, y si la
sobrepesca dramáticamente reduce el pastoreo por herbívoros, como el pez loro.
Protección
Los arrecifes de coral pueden ser protegidos de daños antropogénicos si son
declarados zonas protegidas, por ejemplo área marina protegida, reserva de la
biosfera, parque marino, monumento nacional, patrimonio de la humanidad, gestión
de la pesca y protección de hábitat.
Muchos gobiernos ahora prohíben la extracción de coral de los arrecifes e
informan a los residentes de la costa sobre su protección y su ecología. Aunque
medidas locales, como la protección y restauración del hábitat de herbívoros
marinos, puede reducir los daños locales, las amenazas globales y más a largo
plazo, Diversidad de corales como la acidificación, el cambio de temperatura y
el aumento del nivel del mar, siguen siendo un desafío.
Taxonomía
Los corales se dividen en dos subclases en función del número de tentáculos o
líneas de simetría: Hexacorallia y Octocorallia, y una serie de órdenes en
función de sus exoesqueletos, tipo de nematocisto y análisis genético
mitocondrial. La tipificación común de los corales cruza los límites del
suborden - clase.
Corales hermatípicos
Los corales hermatípicos, son corales pétreos que construyen arrecifes. Secretan
carbonato de calcio para formar un esqueleto duro. Obtienen una parte de sus
requerimientos energéticos de zooxantelas, microalgas fotosintéticas
simbióticas.
Los que tienen seis o menos, o múltiplos de seis, ejes de simetría en su
estructura corporal son denominados hexacorales, subclase Hexacorallia. Este
grupo incluye a los corales principales protagonistas de la construcción de
arrecifes, los pertenecientes al orden Scleractinia o escleractinios. Los otros
géneros de corales hermatípicos pertenecen a la subclase Octocorallia, como
Heliopora y Tubipora, y Millepora, que pertenece a la clase Hydrozoa.
Los factores ecológicos necesarios para el crecimiento de los corales
hermatípicos, son entre otros:
1. Aguas relativamente someras (desde la superficie hasta varias
decenas de metros).
2. Temperaturas cálidas (entre 20°C y 30°C).
3. Salinidades normales (entre 27 y 40).
4. Fuerte penetración de la luz.
5. Intercambio con las aguas oceánicas abiertas en zonas agitadas
de alta energía, lo que hace que se trate de aguas claras, sin sedimento en
suspensión y con cierto contenido en nutrientes.
6. Sustrato firme para su anclaje.
Sólo en el Caribe, existen por lo menos 50 especies de coral pétreo, cada una
con una estructura dura única.
Algunos tipos conocidos son:
- Corales cerebro, que pueden crecer hasta 1,8 metros de ancho.
- Acropora,
que crecen rápidamente y pueden tener un tamaño grande; son importantes
constructores de arrecifes. Especies como Acropora cervicornis tienen grandes
ramas, algo semejantes a cuernos de ciervos, y habitan en zonas con un oleaje
fuerte.
- Dendrogyra, que forman columnas que pueden llegar a tener una
altura de 3 metros.
- Leptopsammia, que aparece en casi todas las partes del
mar Caribe.
Corales ahermatípicos
Los corales ahermatípicos no construyen arrecifes, porque no generan un
esqueleto. Tienen ocho tentáculos y se conocen también como octocorales,
subclase Octocorallia. Incluyen los corales del orden Alcyonacea, así como
algunas especies en el orden Antipatharia (coral negro, géneros Cirrhipathes y
Antipathes).
Corales ahermatípicos, como los gorgonáceos y Sessiliflorae, son también
conocidos como corales blandos. A diferencia de los corales pétreos, son
flexibles, ondulando en las corrientes de agua, y a menudo están perforados, con
una apariencia de encaje.
Sus esqueletos son proteínicos en lugar de calcáreos. Los llamados corales
blandos y corales cuero o piel, en su mayoría de aspecto carnoso, tienen en sus
tejidos unos cristales microscópicos de calcita llamados espículas, cuya función
es dar consistencia al tejido del animal, en ausencia de esqueleto propiamente
dicho. La forma y distribución de las espículas son las principales
características utilizadas en la identificación de géneros y especies de
octocorales. Los corales blandos son un poco menos abundantes (en el Caribe
ocurren 20 especies, frente a las 197 de corales duros) que los corales pétreos.
Corales porosos

Los corales pueden ser porosos o noporosos.
Los primeros tienen esqueletos porosos que permiten que sus pólipos se conecten
entre sí a través del esqueleto. Corales duros noporosos tienen esqueletos
sólidos, macizos
Características
El animal conocido como coral, el pólipo, mide desde apenas unos milímetros a
algunos centímetros de diámetro. Los del orden Scleractinia tienen la capacidad
de fijar sobre sus tejidos el carbonato cálcico disuelto en el mar y así formar
las estructuras rígidas características.
La estructura calcárea del coral es blanca, los diferentes colores que presentan
se deben, tanto a los diferentes pigmentos de sus tejidos, como en otros filos
animales, como a unas microalgas que viven en simbiosis con la mayoría de los
pólipos coralinos (tan sólo algunos géneros de corales como Tubastraea,
Dendronephthya o parte de las gorgonias no son fotosintéticos) y que reciben el
nombre de zooxantelas.
Las algas realizan la fotosíntesis produciendo oxígeno y azúcares, que son
aprovechados por los pólipos, y se alimentan de los catabolitos del coral
(especialmente fósforo y nitrógeno). Esto, en el caso de los corales
fotosintéticos, les proporciona del 70 al 95% de sus necesidades alimenticias.
El resto lo obtienen atrapando plancton. Por esta razón el coral necesita aguas
transparentes para desarrollarse, para que las zooxantelas realicen así la
fotosíntesis.
Los corales no fotosintéticos son animales omnívoros, y se alimentan tanto de
zooplancton como de fitoplancton o materia orgánica disuelta en el agua.
Anatomía
En el siglo IX, el erudito musulmán AlBiruni clasificó esponjas y corales como
animales, argumentando que responden al tacto. Sin embargo, por lo general se
creía que los corales eran plantas, hasta que, en el siglo XVIII, William
Herschel utilizó un microscopio para determinar que los corales tenían las
membranas celulares delgadas características de un animal.

Forma colonial
Los pólipos se interconectan mediante un tejido colonial común, denominado
cenénquima,20 compuesto por mesoglea en la que se encuentran embebidos los
pólipos, las escleritas, y los canales gastrodermales. Un sistema complejo y
bien desarrollado de canales gastrovasculares, que se utilizan para repartir de
manera significativa los nutrientes y simbiontes. En los corales blandos, estos
canales varían en tamaño de 50 a 500 micrómetros (0.0050 a 0.050 cm) de
diámetro, y permiten el transporte de metabolitos y componentes celulares.
Pólipo
Aunque una colonia de coral puede dar la impresión visual de un solo organismo,
es en realidad un conjunto que se compone de muchos organismos multicelulares
individuales, bien que genéticamente idénticos, conocidos como pólipos. Los
pólipos tienen por lo general unos pocos milímetros de diámetro, y se componen
de una capa externa de epitelio y tejido interno gelatinoso conocido como
mesoglea. Son radialmente simétricos, con tentáculos que rodean una boca
central, la única apertura hacia el estómago o celenteron, a través de la cual
se ingieren los alimentos y se expulsan los residuos.
Exoesqueleto
El estómago se cierra en la base del pólipo, donde el epitelio produce un
exoesqueleto llamado placa basal o calículo (L. pequeña taza). El calículo está
formado por un anillo calcáreo engrosado (engrosamiento anular) con seis, o
múltiplos de seis, crestas radiales de apoyo. Estas estructuras crecen
verticalmente y se proyectan dentro de la base del pólipo. Cuando un pólipo está
físicamente estresado, sus tentáculos se contraen en el cáliz de modo que
prácticamente ninguna parte se expone por encima de la plataforma del esqueleto.
Esto protege al organismo de los depredadores y los elementos.
El pólipo crece, por extensión de cálices verticales que de vez en cuando septan
para formar una nueva placa basal superior. Tras muchas generaciones, estas
extensiones constituyen las grandes estructuras calcáreas de los corales y
finalmente los arrecifes coralinos.
La formación del exoesqueleto calcáreo involucra la deposición del mineral
aragonito por los pólipos, sobre la base de calcio e iones de carbonato que
adquieren a partir de agua de mar. La velocidad de deposición, que varía
enormemente dependiendo de las especies y las condiciones ambientales, puede
llegar a ser 10 g por m² de pólipo por día. Esto depende también de la luz, con
la producción nocturna siendo 90% menor que la de mediodía. El exoesqueleto
individual de cada pólipo se denomina coralito.
Tentáculos
Los nematocistos en las puntas de los tentáculos son células urticantes que
llevan veneno, que se liberan rápidamente en respuesta al contacto con otro
organismo. Los tentáculos también tienen una franja de contracción de epitelio
llamado faringe. Las medusas y anémonas de mar también tienen nematocistos.
Alimentación
Los pólipos se alimentan de una variedad de pequeños organismos, desde plancton
demersal microscópico hasta pequeños peces. Los tentáculos del pólipo
inmovilizan o matan a sus presas con sus nematocistos (también conocido como "cnidocito").
Luego se contraen para dirigir la presa al estómago. Una vez digerida la presa,
el estómago se vuelve a abrir, lo que permite la expulsión de desechos y el
comienzo del siguiente ciclo de caza. Los pólipos también recogen moléculas
orgánicas y moléculas orgánicas disueltas.
Zooxantelas simbiontes
Muchos corales, así como otros grupos de cnidarios tales como Aiptasia (un
género de anémonas de mar), forman una relación simbiótica con una clase de
algas, zooxantelas, del género Symbiodinium, un dinoflagelado. Aiptasia, una
plaga conocida entre los aficionados de acuarios de coral debido a su
sobrecrecimiento en la roca viva, sirven como un valioso organismo modelo en el
estudio de la simbiosis cnidariosalgas.
Típicamente, cada pólipo alberga una especie de alga. A través de la
fotosíntesis, estos proporcionan energía al coral, y ayudan en la calcificación.
Hasta un 30% del tejido de un pólipo puede ser material vegetal.
Reproducción
En cuanto a la reproducción, existen especies de reproducción sexual y
reproducción asexual, y en muchas especies donde se dan ambas formas. Las
células sexuales son expulsadas al mar todas a la vez, siguiendo señales como
las fases lunares o las mareas. La fecundación suele ser externa, no obstante,
algunas especies mantienen el óvulo en su interior (cavidad gastrovascular) y es
allí donde son fecundados, y las puestas son tan numerosas que llegan a teñir
las aguas.
Muchos huevos son devorados por los peces y otras especies marinas, pero son
tantos que, aunque el porcentaje de supervivencia oscila entre el 18 y el 25 %,
según estudios de biología marina, los supervivientes garantizan la continuidad
de las especies.
Los huevos una vez en el exterior, permanecen a la deriva arrastrados por las
corrientes varios días, más tarde se forma una larva plánula que, tras deambular
por la columna de agua marina, se adhiere al sustrato o rocas y comienza su
metamorfósis hasta convertirse en pólipo y nuevo coral.
Reproducción sexual
Los corales se reproducen principalmente sexualmente. Alrededor del 25% de los
corales hermatípicos (corales pétreos) forman colonias compuestas de pólipos del
mismo sexo (unisexual), mientras que el resto es hermafrodita.
Ficha Técnica
Coral
de pilar (Dendrogyra cylindricus)
Taxonomía
Reino: Animalia
Filo: Cnidaria
Clase: Anthozoa
EHRENBERG, 1831
Subclases y órdenes existentes
Subclase: Octocorallia
Orden: Alcyonacea
Orden: Helioporacea
Orden: Pennatulacea
Subclase: Hexacorallia
Orden: Antipatharia
Orden: Ceriantharia
Orden: Corallimorpharia
Orden: Scleractinia
Orden: Zoanthidea