Reinado de Ezequías
Concordancia con 2 Cr. 29. 1-2
1 En el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar
Ezequías hijo de Acaz rey de Judá.
2 Cuando comenzó a reinar era de veinticinco años, y reinó en Jerusalén
veintinueve años. El nombre de su madre fue Abi hija de Zacarías.
3 Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que
había hecho David su padre.
4 El quitó los lugares altos, y quebró las imágenes, y cortó los
símbolos de Asera, e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho
Moisés, porque hasta entonces le quemaban incienso los hijos de Israel;
y la llamó Nehustán.
5 En Jehová Dios de Israel puso su esperanza; ni después ni antes de él
hubo otro como él entre todos los reyes de Judá.
6 Porque siguió a Jehová, y no se apartó de él, sino que guardó los
mandamientos que Jehová prescribió a Moisés.
7 Y Jehová estaba con él; y adondequiera que salía, prosperaba. El se
rebeló contra el rey de Asiria, y no le sirvió.
8 Hirió también a los filisteos hasta Gaza y sus fronteras, desde las
torres de las atalayas hasta la ciudad fortificada.
Caída de Samaria

9 En el cuarto año del rey Ezequías, que era el año séptimo de Oseas
hijo de Ela, rey de Israel, subió Salmanasar rey de los asirios contra
Samaria, y la sitió, 10
y la tomaron al cabo de tres años. En el año sexto de Ezequías, el cual
era el año noveno de Oseas rey de Israel, fue tomada Samaria.
11 Y el rey de Asiria llevó cautivo a Israel a Asiria, y los puso en
Halah, en Habor junto al río Gozán, y en las ciudades de los medos;
12
por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que
habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de
Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra.
Senaquerib invade a Judá
Concordancia con 2 Cr. 32.1-19;
Is. 36.1-22
13 A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria
contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
14 Entonces Ezequías rey de Judá envió a decir al rey de Asiria que
estaba en Laquis: Yo he pecado; apártate de mí, y haré todo lo que me
impongas. Y el rey de Asiria impuso a Ezequías rey de Judá trescientos
talentos de plata, y treinta talentos de oro.
15 Dio, por tanto, Ezequías toda la plata que fue hallada en la casa de
Jehová, y en los tesoros de la casa real.
16 Entonces Ezequías quitó el oro de las puertas del templo de Jehová y
de los quiciales que el mismo rey Ezequías había cubierto de oro, y lo
dio al rey de Asiria.
17 Después el rey de Asiria envió contra el rey Ezequías al Tartán, al
Rabsaris y al Rabsaces, con un gran ejército, desde Laquis contra
Jerusalén, y subieron y vinieron a Jerusalén. Y habiendo subido,
vinieron y acamparon junto al acueducto del estanque de arriba, en el
camino de la heredad del Lavador.
18 Llamaron luego al rey, y salió a ellos Eliaquim hijo de Hilcías,
mayordomo, y Sebna escriba, y Joa hijo de Asaf, canciller.
19 Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey
de Asiria: ¿Qué confianza es esta en que te apoyas?
20 Dices (pero son palabras vacías): Consejo tengo y fuerzas para la
guerra. Mas ¿en qué confías, que te has rebelado contra mí?
21 He aquí que confías en este báculo de caña cascada, en Egipto, en el
cual si alguno se apoyare, se le entrará por la mano y la traspasará.
Tal es Faraón rey de Egipto para todos los que en él confían.
22 Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es éste
aquel cuyos lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a
Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?
23 Ahora, pues, yo te ruego que des rehenes a mi señor, el rey de
Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si tú puedes dar jinetes para
ellos.
24 ¿Cómo, pues, podrás resistir a un capitán, al menor de los siervos de
mi señor, aunque estés confiado en Egipto con sus carros y su gente de a
caballo?
25 ¿Acaso he venido yo ahora sin Jehová a este lugar, para destruirlo?
Jehová me ha dicho: Sube a esta tierra, y destrúyela.
26 Entonces dijo Eliaquim hijo de Hilcías, y Sebna y Joa, al Rabsaces:
Te rogamos que hables a tus siervos en arameo, porque nosotros lo
entendemos, y no hables con nosotros en lengua de Judá a oídos del
pueblo que está sobre el muro.
27 Y el Rabsaces les dijo: ¿Me ha enviado mi señor para decir estas
palabras a ti y a tu señor, y no a los hombres que están sobre el muro,
expuestos a comer su propio estiércol y beber su propia orina con
vosotros?
28 Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de
Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria.
29 Así ha dicho el rey: No os engañe Ezequías, porque no os podrá librar
de mi mano.
30 Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: Ciertamente nos
librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de
Asiria.
31 No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced
conmigo paz, y salid a mí, y coma cada uno de su vid y de su higuera, y
beba cada uno las aguas de su pozo,
32 hasta
que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y
de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de olivas, de aceite, y de
miel; y viviréis, y no moriréis. No oigáis a Ezequías, porque os engaña
cuando dice: Jehová nos librará.
33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de
la mano del rey de Asiria?
34 ¿Dónde está el dios de Hamat y de Arfad? ¿Dónde está el dios de
Sefarvaim, de Hena, y de Iva? ¿Pudieron éstos librar a Samaria de mi
mano?
35 ¿Qué dios de todos los dioses de estas tierras ha librado su tierra
de mi mano, para que Jehová libre de mi mano a Jerusalén?
36 Pero el pueblo calló, y no le respondió palabra; porque había
mandamiento del rey, el cual había dicho: No le respondáis.
37 Entonces Eliaquim hijo de Hilcías, mayordomo, y Sebna escriba, y Joa
hijo de Asaf, canciller, vinieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y
le contaron las palabras del Rabsaces.
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