Diccionario Ilustrado
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2 Tesalonicenses    -   Bosquejo de 2 Tesalonicenses

    EPÍSTOLAS A LOS TESALONICENSES, Dos cartas que Pablo escribió y que están entre las primeras de Pablo y del Nuevo Testamento. El mayor tema teológico de estas cartas es el regreso de Cristo, aunque ambas dejan al lector pensando en las responsabilidades del presente.

Estructura de Las Epístolas

     Estas epístolas de un padre espiritual a sus hijos en la fe se entienden solamente a la luz de la historia de la llegada del evangelio a Tesalónica (Hechos 17:1 al 9). Por ser niños en la fe, necesitaban contacto personal y enseñanzas morales específicas. La persecución tan inesperada fue amarga hasta que Pablo los consoló contándoles sus pruebas y explicándoles por qué sufrían (1 Tesalonicenses 1:6; 3:4s; 2 Tesalonicenses 1:4 siguientes).

     Para salir de la confusión acerca de la pronta venida del Señor, los cristianos tesalonicenses necesitaban una enseñanza más detallada (2 Tesalonicenses 2). La muerte de sus seres queridos antes de la parusía había inquietado a algunos. Otros ya no trabajaban porque les parecía inútil, ya que Cristo vendría pronto (1 Tesalonicenses 4:13 al 16, 2 Tesalonicenses 3:6 al 12). Es necesario, dice Pablo, que primero se manifieste el hombre de pecado, por lo tanto, los santos perezosos debían comenzar a trabajar (2 Tesalonicenses 2; 1 Tesalonicenses 5:14).

A grandes rasgos, el contenido de estas epístolas es el siguiente:

Segunda de Tesalonicenses

1:1 al 12. Se nota menos calor y más seriedad en esta carta. Las persecuciones que sufren son evidencia del juicio de Dios, prueba de la salvación de ellos y la perdición de los perseguidores.

2:1 al 3:5. La segunda venida del Señor será acompañada de ciertas manifestaciones. El efecto de estos conocimientos es confirmar a los fieles en su fe. Ellos participan en la obra del apóstol por medio de su interés y sus oraciones.

3:6 al 15. Es esta una amonestación especial para los que usaban las enseñanzas escatológicas como excusa para vivir desordenadamente.

Autor Y Fecha

     No hay duda seria en cuanto a la paternidad paulina entre los eruditos modernos. La carta cuadra bien con el relato de la fundación de la iglesia en Hechos y con el resto de la literatura paulina.

     En cuanto a 2 Tesalonicenses sí ha habido dudas, a pesar de que el apoyo extrabíblico es más fuerte para 2 Tesalonicenses que para 1 Tesalonicenses. Algunos críticos hallan dificultades en que, según su parecer, (1) la doctrina de la parusía es diferente en las dos cartas, y que (2) el vocabulario y el estilo de 2 Tesalonicenses son demasiado parecidos a 1 Tesalonicenses. Argumentan que un seudo Pablo con mucha artimaña usó expresiones paulinas para dar la impresión de genuinidad.

     Los muchos que afirman que Pablo escribió las dos cartas muestran que aunque hay diferencia de énfasis en la escatología de las dos cartas, no hay contradicción. En cuanto al estilo, las dificultades desaparecen cuando se entienden las circunstancias que unen estrechamente las dos cartas, la presencia de diferentes grupos étnicos en Tesalónica y los diferentes secretarios que Pablo utilizó.

     Es casi seguro que 1 y 2 Tesalonicenses se escribieran a finales del año 50 y en los primeros meses del 51 porque se sabe que GALIÓN fue procónsul de Acaya a partir de junio del 51 (CRONOLOGÍA del NUEVO TESTAMENTO). En cuanto Galión asumió su puesto, los judíos se quejaron de Pablo. El fallo del procónsul favoreció la predicación del evangelio, y Pablo continuó aún muchos días en Corinto antes de viajar a Jerusalén. Ya había trabajado en Corinto dieciocho meses antes de su cita con Galión y se sabe que sus cartas a los tesalonicenses se redactaron en los primeros meses de su visita.

Marco Histórico

     Pablo fundó la iglesia en Tesalónica en el año 49 ó 50 d. C., durante su segundo viaje misionero (Hechos 17:1 al 9). La iglesia consistía en unos pocos judíos que se habían convertido y un grupo mayor de antiguos paganos (1 Tesalonicenses 1:9; Hechos 17:4). Aunque representaba un gran sacrificio, Pablo se ganaba la vida como fabricante de tiendas para no ser carga a la naciente iglesia (1 Tesalonicenses 2:7 al 12), y más de una vez recibió ayuda de los fieles filipenses (Filipenses 4:16).

     La estancia de Pablo en Tesalónica se vio interrumpida, sin embargo, cuando los judíos se buscaron algunos agitadores locales y lo acusaron ante las autoridades de trastornar el mundo diciendo que había otro rey: Jesús (Hechos 17:1 al 7). No era una acusación sin importancia, sino una cuestión de traición, que en el Imperio Romano se castigaba con la muerte. Inmediatamente Pablo salió de allí.

     Ya a salvo en Atenas, Pablo envió a Timoteo a Tesalónica a fortalecer y a animar a los creyentes (1 Tesalonicenses 3:2). Cuando Timoteo volvió a encontrarse con Pablo en Corinto (Hechos 18:1 al 5), le llevó noticias del amor y la fe de los tesalonicenses. Pablo se sintió muy confortado por las noticias.

     En respuesta al alentador informe de Timoteo, Pablo escribió la primera epístola. Evidentemente los tesalonicenses estaban inquietos en cuanto a la segunda venida de Cristo, porque Pablo aborda el tema en las dos cartas. En la primera les dice que cuando Cristo vuelva, los muertos en Cristo resucitarán primero, y luego los que estén vivos serán arrebatados (1 Tesalonicenses 4:13 al 18). Como la venida de Cristo sería tan repentina como la de un ladrón en la noche, los creyentes debían estar alertas (1 Tesalonicenses 5:1 al 11).

     Pero algunos parecen que estaban demasiado vigilantes, dando por sentado que Cristo vendría en cualquier momento. En la segunda carta Pablo les recuerda que antes que Cristo volviera tenían que ocurrir varias cosas, como una rebelión contra la fe y la aparición del inicuo anticristo (2 Tesalonicenses 2:8 al 9). Mientras tanto, Pablo les pide que vuelvan a trabajar. Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma (2 Tesalonicenses 3:10).

Aporte a La Teología

     Tres temas aparecen en estas cartas: acción de gracias por la fe y buen testimonio de los destinatarios; ánimo para los que están pasando persecución; y exhortación a seguir sirviendo y creciendo en el Señor.

     Pablo escribió como un verdadero pastor. Tiene gran gozo por la forma en que habían recibido el evangelio (1 Tesalonicenses 1). Anhela el día en que todos comparecerán ante la presencia del Señor Jesucristo (1 Tesalonicenses 2:19 al 20). A la vez, a Pablo le duelen las acusaciones injustas de que su evangelio es más palabras que acción (1 Tesalonicenses 1:5; 2:1 al 8). Alejado como estaba de su rebaño, anhela su bienestar (1 Tesalonicenses 2:17 al 3:5).

     Pablo se compara a una nodriza que cuida con ternura sus propios hijos (1 Tesalonicenses 2:7), y a un padre que trabaja por su familia (1 Tesalonicenses 2:9 al 12). Se había entregado de alma y cuerpo a los tesalonicenses (1 Tesalonicenses 2:8) y se atreve a esperar que de igual manera ellos se entreguen a Dios (1 Tesalonicenses 5:23). Es la preocupación de todo buen pastor.

Otros Puntos Importantes

     En ninguna de estas dos epístolas se habla de un MILENIO seguido por una batalla entre Cristo y Satanás (Apocalipsis 20:1 al 10). Pablo simplemente declara que cuando el Señor venga destruirá al inicuo y castigará al injusto (2 Tesalonicenses 2:8 al 12). Antes del final, sin embargo, habrá rebelión total y apostasía. Pablo los exhorta a mantenerse firmes durante esos días de tribulación y no desesperarse cuando vean al anticristo haciéndose pasar por Dios (2 Tesalonicenses 2:4). El Señor destruirá a ese inicuo (1 Tesalonicenses 2:8). La mejor manera de estar preparados para esos días es vivir en fidelidad y obediencia.