Perro
(vocablo hebreo keleby griego kuon). Animal doméstico conocido desde tiempos
remotos en Egipto y Mesopotamia, donde llegó a ser objeto de culto.
En tiempos bíblicos, el perro no era tan apreciado como ahora. Se le consideraba
un animal vagabundo que se alimentaba de desperdicios y cadáveres (Éxodo 11:7;
22:31; Salmos 59:14, 15). No obstante, se le usaba para defender los REBAÑOS y
cuidar de las casas (Job 30:1; Isaías 56:10).
El perro se usa como figura casi siempre de connotación peyorativa. Representa
la miseria y la ruina (1 Reyes 15:11; 16:4; 21:19 siguientes), el hombre
despreciable (1 Samuel 17:43), la humildad excesiva y la insignificancia (2
Reyes 8:13). La expresión perro muerto o cabeza de perro indicaba un objeto
indigno (1 Samuel 25:14; 2 Samuel 3:8; 9:8; 16:9). El salmista tilda de perros a
sus enemigos (22:16, 20), e Isaías a los dirigentes religiosos irresponsables
(56:10, 11).
Para los judíos, los gentiles eran perros (Mateo 15:26; Marcos 7:27); pero para
Pablo los perros son los judaizantes o quizás los judeo-cristianos GNÓSTICOS
(Filipenses 3:2). Jesús considera perros a los que no saben distinguir entre lo
santo y lo impuro (Mateo 7:6). En Apocalipsis 22:15 el perro es símbolo de la
prostitución religiosa (compárese Deuteronomio 23:18).