El texto hebreo del Antiguo Testamento consta de veinticuatro libros agrupados en tres secciones: La Ley, Los Profetas y Los Escritos. Todos se escribieron en hebreo, excepto los siguientes pasajes escritos en arameo: Génesis 31:47 (dos palabras); Jeremías 10:11; Esdras 4:8 al 6:18; 7:12 al 26; Daniel 2:4b al 7:28. Las versiones cristianas varían el orden de los libros y la manera de contarlos, separando algunos (como Esdras y Nehemías) de donde resulta que nuestro Antiguo Testamento tiene treinta y nueve libros.
El Texto Masorético, se identifica con la abreviatura TM.
Los originales de todos los libros del Antiguo Testamento se han perdido. La crítica textual (CRÍTICA BÍBLICA) es una ciencia que trata de reproducir el texto original en todo lo que sea posible. La fuente principal en la restauración del original hebreo es el texto masorético (Texto Masorético).
El texto masorético se llama así porque se debe a las labores de los masoretas, eruditos judíos que fijaron el texto cerca del año 750 al 1000 después de Cristo Estos establecieron la Masora (en hebreo, massoret, que significa tradición), complejo sistema de puntos vocálicos, signos diacríticos, conteo de palabras y notas marginales que perpetuaron los detalles de ortografía, acento y pronunciación del texto bíblico. Una vez terminado su trabajo, los masoretas destruyeron las otras copias que tenían para evitar que se reprodujesen variantes que no coincidieran con el Texto Masorético.
Entre más de un millar de manuscritos del Texto Masorético se destacan el Códice de El Cairo (895 después de Cristo), el más antiguo de los manuscritos fechados, que incluye solo los Profetas; el Códice de Alepo ( cerca del año 930 después de Cristo), publicado por la Universidad Hebrea; y el Códice B 19A, de la biblioteca pública de Leningrado (1008 después de Cristo), que sirve de base para la Biblia Hebraica de Kittel a partir de la tercera edición. N.H. Snaith señaló la importancia de las recensiones españolas del Texto Masorético y en 1960 publicó una edición del texto hebreo basado en manuscritos ibéricos bajo los auspicios de la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera.
El Texto Premasorético
Como las copias más antiguas del Texto Masorético datan del siglo 9 después de Cristo, se plantea el problema de si los siglos que los separan de los originales han corrompido el texto en el proceso de transmisión. Por otra parte hay que ver si los masoretas no hicieron más daño que bien al destruir las copias anteriores negándonos así la oportunidad de estudiarlas. De ahí la importancia de los textos premasoréticos.
La historia del texto hebreo
Entre la composición de los originales del Antiguo Testamento y las copias hechas a fines del siglo 1 después de Cristo el texto hebreo sufrió ciertas variaciones textuales. Poco después de la destrucción del templo ( cerca del año 70 después de Cristo), los judíos hicieron frente a la proliferación de textos y variantes estableciendo un texto único y destruyendo los demás como siglos más tarde lo harían los masoretas. Este texto oficial constituye la base del Texto Masorético. De ahí que, para remontarnos a un texto verdaderamente pre-masorético, tenemos que ir a manuscritos anteriores al siglo I después de Cristo
Los manuscritos del mar Muerto
La importancia de los rollos del mar Muerto (QUMRÁN) para los estudios del Antiguo Testamento yace precisamente en su antigüedad. Entre ellos hay un manuscrito de Isaías (I Q Isaías a) que data del siglo II antes de Cristo, es decir, antes de la sistematización del texto ocurrido tres siglos después. Las lecturas de este manuscrito se han incorporado como notas marginales en la Biblia Hebraica de Kittel a partir de la séptima edición. Además se han recuperado fragmentos de todos los libros del Antiguo Testamento excepto Ester. Con los manuscritos del mar Muerto tenemos acceso, por vez primera, a un texto hebreo verdaderamente pre-masorético. Al comparar los rollos del mar Muerto con el Texto Masorético se notan solo ligeras variaciones que no afectan el sentido del texto que sirvió de base a nuestras versiones de la Biblia. A veces estas variaciones concuerdan con las de la Septuaginta. Si se considera el cuidado exagerado de los escribas para hacer las copias del Antiguo Testamento, podemos estar seguros que las versiones castellanas directas del hebreo son básicamente fieles a lo escrito originalmente.
El Pentateuco Samaritano
Entre los SAMARITANOS de Nabulus se conserva un Pentateuco hebreo escrito en caracteres samaritanos semejantes a la antigua escritura hebrea. Aunque el manuscrito data de tiempos mucho más recientes, es de gran valor pues representa una tradición bíblica independiente del Texto Masorético que se remonta al siglo 4 antes de Cristo
Algunos fragmentos del Pentateuco samaritano aparecieron entre los rollos del mar Muerto.
Las Versiones Antiguas
Las versiones del Antiguo Testamento nos son de sumo valor para tratar de descubrir indirectamente el texto pre-masorético. Desde este punto de vista la más importante de las versiones es la Septuaginta o versión de los Setenta (70), la más antigua de las versiones griegas.
La Septuaginta (70)
El nombre de esta versión proviene de la leyenda de Aristeas, según la cual setenta y dos judíos prepararon la traducción en setenta y dos días. Pero la Septuaginta es resultado de un proceso mucho más lento. El Pentateuco se tradujo cerca del año 250 antes de Cristo y poco a poco los demás libros hasta quedar terminada cerca del año 150 antes de Cristo El Antiguo Testamento de la Septuaginta incluye un número de libros que no son parte del canon hebreo y que hoy llamamos APÓCRIFOS o deuterocanónicos (CANON del Antiguo TESTAMENTO). Con el arribo del cristianismo, la Septuaginta pasó a ser la Biblia de la Iglesia. Por lo general, Jesús y los autores del Nuevo Testamento citaban el Antiguo Testamento de la Septuaginta.
La Septuaginta es versión excelente en el Pentateuco, pero muy defectuosa en Isaías y los profetas menores. Difiere en muchos aspectos del Texto Masorético pero es muy valiosa porque data de antes de la uniformación del texto hebreo en el siglo I después de Cristo Para utilizarla en la crítica textual es necesario hacer tres cosas:
1. Establecer el texto original de la Septuaginta (hay muchas variantes).
2. Determinar la forma del texto hebreo del que se hizo la versión griega.
3. Cuando este texto hebreo difiere del Texto Masorético, determinar cuál de los dos goza de mayor autoridad.
Otras versiones del Antiguo Testamento
Aparte de las versiones de la Biblia completa, tales como la Vulgata, la Vetus Latina, la Peshitto y otras (VERSIONES), se produjeron otras traducciones del Antiguo Testamento solamente. Entre ellas las más importantes son las versiones arameas (TÁRGUMES).
Las demás versiones hechas después de la unificación del texto hebreo en el siglo I después de Cristo, no alcanzan la importancia de la Septuaginta. Merecen mencionarse las versiones griegas de Aquila, Teodoción y Símaco, de los cuales se conservan solo fragmentos. Estas versiones las prepararon judíos para contrarrestar el uso de la Septuaginta por los cristianos.
Las versiones coptas, etiópicas y armenias del Antiguo Testamento se basan en la Septuaginta y otras versiones y solo sirven indirectamente para la reconstrucción del original hebreo. Excepción a esta norma es la versión árabe de Saadia Gaon que se hizo sobre el Texto Masorético y que hoy se conserva solo en parte.
El texto masorético y las versiones
En general muchas de las copias más antiguas de las versiones anteceden en varios siglos al Texto Masorético. El escriturista que trabaja en asuntos textuales tiene, por lo tanto, que decidir qué es mejor: un manuscrito del Texto Masorético, en la lengua original, pero separado de este por varios siglos de trasmisión textual, o un manuscrito hecho seis o siete siglos antes, pero que es traducción. El problema así planteado solo se puede resolver con referencia a cada caso en particular.