Diccionario Ilustrado
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Timoteo
      Timoteo (en griego, temeroso de Dios). Hijo espiritual (2 Timoteo 2:1), compañero y ayudante (Filipenses 2:19 al 22) de Pablo. Nació en Listra de madre judía (EUNICE) y padre griego (Hechos 16:1; 2 Timoteo 1:5). Fue altamente estimado por los hermanos en Listra e Iconio (Hechos 16:2). No se sabe cuándo se convirtió pero se supone que fue durante el primer viaje de Pablo, cuando pudo presenciar los sufrimientos del apóstol (2 Timoteo 3:11).

Al separarse Bernabé y Pablo, este tomó a Timoteo para reemplazar a Juan Marcos (Hechos 15:36 siguientes). Pablo lo circuncidó (Hechos 16:3). Cuando Pablo tuvo problemas en Tesalónica y en BEREA, Timoteo se quedó allí con SILAS mientras Pablo se trasladaba a Atenas (Hechos 17:14). Se reunieron en Corinto (18:5) y siguieron juntos hasta Éfeso, desde donde lo enviaron con Erasto a Macedonia (Hechos 19:22). Por último, aparece entre los que acompañaron a Pablo en el viaje a Jerusalén (20:4).

Pablo lo menciona como coautor de varias de sus cartas y le escribió dos cartas personales. Lo enviaron a Tesalónica a confirmar a los creyentes (1 Tesalonicenses 3:1 al 5). Pablo lo describe como un siervo de Dios en el evangelio con algún prestigio entre los apóstoles (1 Tesalonicenses 2:6; 3:2).

Fue emisario personal de Pablo a Corinto con una misión delicada y lo recomienda cariñosamente (1 Corintios 5:17; 16:10). Pablo exhorta a los corintios a enviarlo de regreso en paz. En 2 Corintios es Tito el emisario, lo que insinúa que Timoteo dejó algunos problemas sin resolver en Corinto y que no tuvo éxito.

Las cartas de la cautividad de Pablo presentan a Timoteo como fiel compañero y colaborador. Pablo lo envió a fortalecer las iglesias gentiles (Filipenses 1; Colosenses 1; Filemón 1). En Filipenses 2:19 aparece llevando un informe directo del estado de la iglesia filipense. Fue uno de los que más trabajó para levantar las iglesias gentiles. Pablo destaca el genuino interés que Timoteo tiene en los creyentes (Filipenses 2:20 al 23).

Cuando Pablo salió de la prisión y reanudó la actividad misionera en el este, dejó a Timoteo en Éfeso (1 Timoteo 1:3) y le encargó la reorganización de la iglesia. Más tarde, cuando Pablo volvió a caer preso, Timoteo acudió prestamente a Roma, pero es imposible fijar la fecha de su llegada. Solo sabemos que Timoteo mismo estuvo prisionero en Roma (Hebreos 13:23).

Las epístolas pastorales presentan a Timoteo como pastor y dan un cuadro más completo de su personalidad que las vagas referencias de 1 y 2 Corintios. Era muy afectivo pero tímido (2 Timoteo 1:4, 7). Necesitaba las amonestaciones personales de Pablo. Ninguno de los compañeros de Pablo recibió de este, tan ardientes elogios por su lealtad (Filipenses 2:21 siguiente).

Es fácil inferir que Pablo veía en él a su natural sucesor, dados sus esfuerzos y virtudes.