Susa, Capital de Elam y ciudad real de los persas. Data
desde el cuarto milenio antes de Cristo. Era ya grande al final del cuarto milenio antes de Cristo (el cementerio tenía dos mil sepulturas). Sus habitantes usaban utensilios de bronce y cerámica hecha con rueda.
Cerca del año 2000 antes de Cristo, el estado de Elam, con su capital en Susa, se levantó poderosamente. Los elamitas, seguramente después de una de sus victorias sobre los babilonios, cerca del año 1200 se llevaron la famosa estela de Hammurabi a Susa, donde los arqueólogos la encontraron en 1901 después de Cristo.
En 640 antes de Cristo los asirios, bajo el rey Asurbanipal, conquistaron la ciudad y deportaron los hombres de Susa a Samaria (Esdras 4:9, 10). En tiempos del Imperio Babilónico (612 al 539), Susa era controlada por los babilonios. En el tercer año de Belsasar, rey de este imperio, Daniel estuvo en Susa en negocios del rey, y tuvo la visión del carnero y del macho cabrío (Daniel 8:1, 2, 27). A consecuencia de la conquista de Babilonia por Ciro II, Susa llegó a formar parte del Imperio Persa y fue hecha una de las ciudades reales (Nehemías 1:1).
Darío I, rey persa, construyó en Susa el gran palacio a que se hace referencia en Ester 1:2, 5; 2:3. Nehemías estaba en Susa cuando recibió de Jerusalén las noticias que lo indujeron a solicitar permiso a Artajerjes I para reedificar los muros de la ciudad santa (Nehemías 1:1 al 2:8).
En 331 antes de Cristo Alejandro Magno tomó la ciudad. Cerca del año 638 después de Cristo los musulmanes la tomaron. Desde entonces comenzó la decadencia de la ciudad, y hoy día quedan de ella nada más que ruinas.
Susa ha sido identificada con las ruinas de Sus o Shus, al lado del río Karún, Irán. Las muchas exploraciones arqueológicas en Susa han revelado los rasgos generales de su historia.