Pecado. Junto con el concepto de la
SALVACIÓN, el
concepto de pecado se manifiesta a través de toda la Biblia, y constituye la
antítesis del amor redentor de Dios, el cual las Escrituras proponen como tesis
principal.
Pecado es aquel poder misterioso primordial que se opone por naturaleza a Dios y
a su buena voluntad para con el hombre, así como también todo el conjunto de
manifestaciones y consecuencias trágicas del mismo.
Por consiguiente, existe un amplio vocabulario relacionado con el pecado.
Además, como la naturaleza pecaminosa se manifiesta claramente en la historia,
es elocuente el valor y la actualidad constantes de las porciones narrativas de
la Biblia al respecto (compárese Romanos 15:4 y 1 Corintios 10:1 al 11).
Términos Descriptivos
Para hablar sobre el pecado los hebreos emplearon palabras tomadas de las
relaciones humanas:
por ejemplo, falta, iniquidad, rebelión, injusticia, etc. El judaísmo
intertestamentario agregó otro del cual el Nuevo Testamento había de hacer mucho
uso, deuda. Los principales aspectos destacados de acuerdo con los diferentes
vocablos de los idiomas bíblicos son los siguientes:
1. La realidad objetiva del pecado sin miras o con miras a sus consecuencias,
motivaciones, etc. Inclusive se toma en cuenta la posibilidad de pecar sin
saberlo (por yerro, compárese Levítico 5:2; Números 15:27; etc.).
2. La rebelión como acto consciente de la voluntad. La manifestación más extrema
de esta voluntad rebelde es el pecado cometido con SOBERBIA (Reina Valera; el
hebreo dice con mano alzada, Números 15:30; etc.).
3. Culpabilidad (INIQUIDAD; MALDAD).
4. Errar, salir del camino. Aparece con frecuencia como verbo: errar, desviarse,
andar perdido o ciego y divagar.
5. El concepto que en el Nuevo Testamento se traduce deuda u ofensa
Como la mentalidad hebrea no distinguía rígidamente entre la acción y sus
consecuencias o motivaciones, el mismo vocablo podía significar el acto de
pecar, la culpabilidad consecuente o el castigo merecido. Debido a este
fenómeno, por ejemplo, la expresión visitar la maldad (Éxodo 20:5, etc.)
significa castigar por su maldad.
Naturaleza del Pecado
El pecado consiste en cualquier infracción de las normas que salvaguardan la
vida normal, o sea, la comunión entre Dios y el hombre o entre los hombres.
El pecado (como JUSTICIA) se interpreta en términos de relaciones personales:
pecar contra alguien, sea Dios u otro hombre. Y como es Dios el que ha
establecido las normas que se infringen, cada pecado es, al final de cuentas,
rebelión contra Él (2 Samuel 12:13; Salmos 51:4).
Esta actitud no solo es la característica más distintiva del concepto bíblico
del pecado, sino también la medida de su funesta naturaleza. De ahí que para el
pueblo hebreo cualquier infracción del sistema jurídico o cultural también
representaba pecado y traía como consecuencia culpa delante de Dios. Es evidente
que cada acto pecaminoso de la voluntad es fruto de la condición del alma
pervertida de la humanidad (compárese Proverbios 5:23; 23:7; Marcos 7:20 al 23;
Romanos 8:15 al 25).
Esta condición se conoce como depravación. Es la incapacidad de evitar el pecado
y hacer el bien sin la ayuda de Dios. Esto culminaría, si no fuera por la
REDENCIÓN que ofrece Cristo, en la MUERTE (Santiago 1:15, compárese Juan 3:14).
El relato de Génesis 3, a pesar de que no aparece en él ninguno de los vocablos
clásicos para señalar el pecado, nos muestra gráficamente las características
primordiales de este. Es un acto de desobediencia motivado por el deseo del ser
humano de auto establecer las normas y ser el dueño de su propio destino.
Rompe la comunión íntima que antes existía entre Dios y el hombre, y también la
que existía entre los hombres (ADÁN ; EVA). Trae como consecuencia la MUERTE y
el sufrimiento, y desata fuerzas contrarias al hombre y su felicidad; produce el
estado en el que el género humano se encuentra desde entonces.
El pecado de Adán implicaba un significado único para toda la especie humana
(Romanos 5:12, 14 al 19; 1 Corintios 15:22), pues en alguna manera él
representaba a sus descendientes en un PACTO con Dios (Oseas 6:7), y su pecado
se le imputó a ellos (Romanos 5:19). Sin embargo, Dios no castiga a la especie
humana por el pecado de Adán, sino que cada uno incurre en su propia
culpabilidad.
En relación con el tema, los pasajes clásicos son Ezequiel 18 y Romanos 3:9 al
20, entre otros.
Pecado Y Redención
Tras el primer pecado se nos dio la primera palabra de ESPERANZA (Génesis 3:15),
y se señaló el camino que Dios seguiría en el desenvolvimiento de la historia de
la salvación.
Tras siglos de trato con su pueblo hebreo a base de una ALIANZA en la que les
ofrecía PERDÓN y redención (REDENTOR, REDENCIÓN), pero a la que repetidamente
respondían con rebelión e infidelidad, Dios mandó a su Hijo en la persona de
Jesús de Nazaret para que destruyera a los poderes de maldad definitivamente y
en nombre de toda la humanidad Jesús encarnaba el amor de Dios que se opone al
pecado y a sus consecuencias.
Jesús buscaba la compañía de pecadores, y vio su misión como la de perdonar
pecados (Mateo 9:6; Juan 8:34 al 36, etc.). Sus discípulos predicaron en su
nombre el perdón de los pecados en todas las naciones (Lucas 25:47; compárese
Hechos 2:38; 3:19; 5:31, etc.).
El Pecado Y El Cristiano
Las enseñanzas y obras de Jesucristo y los apóstoles dan un nuevo enfoque al
concepto del pecado. En vez de medir las acciones de las personas de acuerdo con
el legalismo de las interpretaciones oficiales de una serie de MANDAMIENTOS,
Jesús partió siempre de la motivación (Mateo 15:19 siguiente; compárese 7:17
siguiente).
Vio el AMOR como la única fuerza capaz de derrotar al pecado (Marcos 12:28
siguientes; Lucas 7:47). La misma victoria suya sobre el pecado es motivada por
el amor divino (Juan 3:16; 13:1), y tal amor de Dios había de motivar y
capacitar asimismo a los suyos para vencer el pecado (Romanos 12:8 al 10; 1 Juan
5:7 al 11; compárese Romanos 15:23, la fe actúa siempre por el amor).
Es a la luz de esta manera de ver el pecado que se puede comprender también otra
novedad del Nuevo Testamento: la relación entre la culpabilidad y el nivel de
desarrollo de la CONCIENCIA de los fieles (Romanos 14; 1 Corintios 8:7 al 13;
etc.).
Es notable que Pablo, siguiendo la 70, hable del pecado casi exclusivamente en
singular, viéndolo como un todo, como una potencia espiritual enemiga de Dios y
del hombre al cual Cristo ha derrotado. Sin embargo, el Nuevo Testamento
advierte a los creyentes sobre una serie de pecados individuales, y reconoce que
la historia de Cristo está para realizarse por la fe en la vida de cada uno de
los suyos (1 Juan 5:4).
La Biblia atribuye al DIABLO el haber introducido y perpetuado el pecado en el
mundo, pero deja sin resolver el enigma del origen del mal. (IMPIEDAD;
TRANSGRESIÓN)
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