Papiro. Arbusto acuático, cultivado en pantanos y estanques en todo el Antiguo
Egipto, pero especialmente en el delta del Nilo (Isaías 35:7). Hoy día se halla
a orillas del Nilo Azul y del Blanco, en el valle del JORDÁN, y en los pantanos
de Hule al norte del mar de Galilea. Tiene sus raíces en el lodo (compárese Job
8:11); su caña, gruesa y triangular de 6 cm de lado, se eleva entre 3 y 6 m y
produce flores largas, abiertas en umbela.

Las raíces eran comida de pobres. De la fibra de la caña se confeccionaban
sandalias, vestidos, arquillas (Éxodo 2:3) y hasta barcos (Isaías 18:2).
Desde cerca del año 3000 antes de Cristo se escribía en Egipto sobre una especie
de papel producido del papiro por un proceso especial. Desprendida la corteza,
se cortaban las fibras interiores en tiras de 32 a 36 cm de largo y estas se
ponían lado a lado, sobre una base de madera dura.
Otras tiras se superponían transversalmente y mediante presión, a veces con la
ayuda de agua o almidón, se pegaban. Una vez pulidas y ablandadas, estas hojas
de papiro blanco duraban bastante tiempo. Tratadas con aceite se van poniendo
amarillas con el tiempo.
Unas veinte hojas de papiro pegadas entre sí formaban una tira larga que podía
enrollarse. Su ancho variaba, pero el promedio era de 25 cm. El costo del
material era elevado y su venta era monopolio del rey en la época grecorromana.
Para escribir sobre el papiro había reglas definidas. En Egipto se escribía
sobre las fibras horizontales y la escritura en columnas se orientaba de la
derecha hacia la izquierda, comenzando por la parte inferior. Los espacios se
aprovechaban para agregar otros textos. A veces se lavaba un rollo para usarlo
de nuevo; este proceso era llamado palimpsesto (raspado de nuevo).
Un gremio de escribientes profesionales producía copias de los decretos
gubernamentales, correspondencia diplomática, textos judiciales, documentos de
impuestos y censos, contratos matrimoniales, partidas de nacimiento, defunción y
divorcio, negocios, cartas oficiales y privadas, literatura en prosa y poesía,
etc. Este gremio se ponía al servicio del público, que en general no sabía leer
ni escribir.
Muchos libros bíblicos se escribieron sobre papiro, pero son pocos los
documentos que se conservaron así. del siglo VIII antes de Cristo existe un
palimpsesto en hebreo con una lista de nombres, y del siglo II antes de Cristo
un fragmento de Deuteronomio 5 y 6.
Entre los documentos extra bíblicos en hebreo nos han llegado del siglo II
después de Cristo unas cartas del jefe guerrero BarKochbá. Se han conservado
también varias cartas en arameo de militares judíos de Elefantina (Egipto, siglo
V antes de Cristo).
De la 70 han sobrevivido muchos fragmentos, algunos de ellos se remontan hasta
el siglo II antes de Cristo. El Nuevo Testamento se escribió en rollos y hojas
sueltas hasta el siglo III después de Cristo (compárese 2 Timoteo 5:13).
Las cartas breves como Filemón, 2 Juan y 3 Juan cabían en una sola hoja,
mientras otros libros necesitaban rollos de diferente largo para Romanos, 3.95
m; para Marcos, 5.70; y para Hebreos, 9.60. Las copias se escribían con todo
esmero, bajo dictado.
Aunque han desaparecido los originales, quedan copias fragmentarias a partir del
siglo II después de Cristo, y copias completas que datan solo a partir del
Concilio de Nicea (325 después de Cristo) cuando Eusebio de Cesarea recibió
orden de facilitar a las iglesias un texto oficial del Nuevo Testamento. Parece
que el centro de tal trabajo editorial fue Egipto hasta el siglo IV.
De los 241 manuscritos sobre papiro del Nuevo Testamento, el fragmento más
antiguo hallado hasta ahora es el P 52 (llamado John Rylands), nota escrita
entre 100 y 120 después de Cristo en Egipto, con Juan 18:31 al 33 en el anverso
y versículos 37, 38 en el reverso (JUAN, EVANGELIO DE).
Después hay restos que datan de cerca del año 200 al 220 después de Cristo,El
Papiro Bodmer II, que contiene Juan 1 al 14 en 108 hojas; el Papiro Chester
Beatty con los Evangelios y Hechos en 30 hojas; y el Papiro Chester Beatty con
Romanos, Hebreos, 1 y 2 Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses en
86 hojas.
Posteriormente se conoció otra forma de encuadernación, más barata y cómoda: el
códice, con sus hojas fijadas en un lomo. Este formato permitía abrir el libro
en vez de desenrollar el rollo, y facilitaba reunir en una unidad los cuatro
Evangelios y Hechos, en otra las cartas de Pablo, y en otra lo demás.
Desde tiempos muy remotos, pues, existían colecciones bíblicas (CANON del NUEVO
TESTAMENTO) e interés misionero en la producción y difusión de estas, y se
andaba en busca de un texto común para todas las iglesias (TEXTO del NUEVO
TESTAMENTO).
El estudio sistemático de los papiros bíblicos que han aparecido y su
comparación con papiros seculares comenzó en 1896 con los trabajos de Grenfell y
Hunt en Egipto. La papirología ha arrojado mucha luz sobre el idioma GRIEGO y el
sentido de ciertos términos difíciles.
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