MANDRÁGORA
Planta
o hierba de eje muy corto, abundante en los suelos de Israel. Su nombre
científico es "Mandrágora Officinarum". Tiene hojas indivisas y grandes de color
verde oscuro. Produce una frutilla de olor muy penetrante. Su raíz es profunda y
toma formas parecidas a un cuerpo humano.
Planta herbácea perenne que, al igual que la patata, pertenece a la familia de
las solanáceas. La mandrágora (Mandragora officinarum) tiene largas hojas
ovaladas de color verde oscuro que parecen crecer directamente de la raíz
primaria y se extienden en círculo cerca de la tierra. Desde el centro de este
círculo brotan los pedúnculos, cada uno con una flor única de color blanco,
azulado o violáceo. El fruto, de un color rojizo amarillento y aproximadamente
del tamaño de una ciruela, madura para el tiempo de la cosecha del trigo en
Palestina. (Gn 30:14.) Se ha dicho que su aroma es dulce y fresco como el de la
manzana. (Véase Cnt 7:13.)

La raíz primaria de la mandrágora, gruesa y con frecuencia bífida, se parece a
las extremidades inferiores del hombre. Esta característica ha hecho surgir
numerosas creencias supersticiosas y ha servido de base para que se atribuyan
poderes mágicos a la planta.
En tiempos antiguos el fruto de la mandrágora se usaba en medicina como
narcótico y antiespasmódico. En algunos lugares del Oriente Medio también se le
consideraba, y todavía se le considera, un fruto afrodisiaco capaz de aumentar
la fecundidad humana o de ayudar a la concepción.

El registro de Génesis informa que
Raquel concordó en cambiar con su hermana Lea la oportunidad de recibir el deber conyugal de su esposo, Jacob, por algunas mandrágoras. (Gn 30:14, 15.)
Aunque la Biblia no revela el motivo, es posible que Raquel pensara que estas le
ayudarían a concebir, y así pondría fin al oprobio de su esterilidad. Sin
embargo, Raquel no quedó encinta hasta algunos años después de este incidente. (Gn
30:22-24.)