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Diccionario Ilustrado
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Judá | |
Judá El Patriarca (cuarto hijo de Jacob) Nació en Padan-aram (Génesis 29:35), pero poco se sabe de su vida. Ocupa un honroso lugar en la historia de su hermano José (Génesis 37:26, 27; 43:3 al 10; 44:16 al 34; 46:28), pero fue causa de deshonra para Tamar, su nuera (Génesis 38). La bendición que le otorgó el moribundo Jacob fue un anuncio del poder especial y la prosperidad de su familia, así como de su continuación personal como jefe de la raza judía hasta el tiempo de Cristo (Génesis 49:8 al 12). Habiendo perdido Rubén su primogenitura, Judá llegó a considerarse como el jefe de los hijos de Jacob. Fue progenitor de David y su descendencia real, a la que perteneció el Salvador. Judá La Tribu De Judá surgió la tribu hebrea más poderosa. Sin embargo, esta tribu no desempeñó un papel importante en el éxodo de Egipto, ni tampoco en el desierto, donde acampaba al este del tabernáculo. Se puso a la cabeza de la conquista de Canaán (Jueces 1:1 al 19), pero algunos opinan que esta iniciativa independiente causó la derrota de Israel ante Hai, porque la dirigió Acán, de la tribu de Judá. Fue la tribu más numerosa (Números 1:26 siguiente) y la primera en las marchas (Números 7:12 al 17), y en la división de la tierra prometida (Josué 14:6 al 15; 15:1 al 63). Caleb, uno de los héroes entre los espías y los que ocuparon a Canaán, pertenecía a esta tribu (Números 13:6; 34:19). Cuando murió Josué, las tribus de Judá y Simeón ya se encontraban en el sur de Palestina, y fueron las primeras en ocupar el territorio asignado. Jerusalén quedó bajo su dominio por un tiempo durante este período, aunque correspondía propiamente a Benjamín. Su territorio era de los más grandes entre las doce tribus. Medía unos 60 kilómetros de este a oeste y 80 kilómetros de norte a sur. Si se incluye la región del NEGUEV, el largo era de 160 kilómetros, aunque es difícil determinar hasta qué punto esta se consideró como parte del territorio de Judá. El territorio asignado a Judá abarcaba toda la llanura costera del Mediterráneo, pero pronto se posesionaron de él los filisteos, eliminando a los hebreos (Jueces 1:19; 3:3; compárese Josué 11:22; 13:2, 3). Judá cedió la mejor parte de su tierra a Simeón, y se supone que lo hizo para que este le sirviera de protección contra los filisteos que habitaban la llanura costera. Siempre había existido una barrera sicológica entre Judá y las tribus del norte. Lo montañoso de su terreno, la presencia de seis pueblos no judíos entre Judá y las tribus del norte (Josué 9:1s), y el haber perdido su dominio sobre la ciudad de Jerusalén (Jueces 1:8, 21), eran factores poderosos que contribuían a esta separación. La tribu de Judá con la de Simeón y la parte sur de la tribu de Benjamín, siempre miraban hacia Hebrón en lugar de ver hacia el santuario del norte como su centro. Por tanto, las tribus del norte no esperaron la ayuda de Judá cuando pelearon contra Sísara (Jueces 5). Tampoco Judá acudió a las otras tribus cuando la atacaron los filisteos. Judá no se menciona en el cántico de Débora. La división entre Judá y
las tribus del norte parece haber sido un hecho aceptado, pues aun en el tiempo
de Saúl ya se hacía diferencia entre Judá e ISRAEL (1 Samuel 11:8; 15:4; 17:52;
18:16). Durante el tiempo de los jueces, Otoniel, quien libró a su pueblo y
restauró el orden (Jueces 3:9 al 11), era el único que procedía de la tribu de
Judá. Judá El Reino Saúl, el primer rey una vez establecida la monarquía, era de la tribu de Benjamín (1 Samuel 8). Pero después de la derrota y muerte de Saúl ante los filisteos, Judá se agrupó en torno a David y lo coronó rey en Hebrón (2 Samuel 2:4), hecho que según el criterio de algunos, perpetuó la división entre Judá y las tribus del norte. Más tarde, David fue nombrado rey sobre todo Israel (2 Samuel 5:1 al 5), pero Judá siempre mantuvo su identidad aparte. A pesar de que Judá no quiso solidarizarse inicialmente con las otras tribus, David y Salomón, su hijo, lograron unificar a todas las tribus, establecer la dinastía davídica y hacer de los HEBREOS una nación grande. Judá En El Reino Dividido Cuando murió Salomón la unión se desintegró y la mayor parte de las tribus se separaron de Judá y formaron el reino del norte, o sea, de Israel. El remanente que quedó bajo la dinastía davídica fue llamado el reino de Judá. En el principio Judá se quedó con las riquezas que Salomón juntó, pero luego Sisac de Egipto se las quitó (925 antes de Cristo, 1 Reyes 14:25, 26). En sus luchas contra los amonitas, moabitas y edomitas (2 Crónicas 20), Judá a veces dominaba a los edomitas y entonces tenía acceso al puerto de Ezión-geber (por ejemplo, Josafat 870 al 848), pero a veces perdía ese territorio (por ejemplo, Joram, 848 al 841). También las relaciones con Israel variaban. En el principio hubo guerras; después, por largo tiempo, hubo paz. Hacia el final del siglo VIII Siria amenazaba y más tarde el Imperio Asirio dominó toda el área. Ezequías (716 al 687) participó en una rebelión contra ASIRIA en 701. Jerusalén se salvó, pero el resto de Judá cayó ante SENAQUERIB. Durante el reinado de MANASÉS, Judá era vasallo de Asiria y el paganismo inundó al pueblo (2 Reyes 21). Durante el reinado de JOSÍAS, Asiria ya estaba débil y esto le permitió extender su reforma religiosa y su influencia política a los israelitas que quedaban en el norte (2 Reyes 23:19). Josías murió tratando de impedir que Egipto ayudara a Asiria contra Babilonia (609). Por causa de su infidelidad a Jehová, Judá fue llevada al cautiverio en
Babilonia bajo NABUCODONOSOR (2 Crónicas 36:15 al 17). Con el edicto de CIRO
(538) muchos judíos volvieron a Judá y quedaron bajo el Imperio Persa hasta el
tiempo de Alejandro Magno. |