Gloria. Expresión de la excelencia del
carácter y la perfección de los atributos de Dios, hechos manifiestos en toda la
creación (Salmos 19:1; Habacuc 3:3). Esta gloria se revela principalmente en
Cristo (Hebreos 1:3), quien la muestra a los hombres (Juan 1:14): es apreciada
en su nacimiento (Lucas 2:9, 14), su transfiguración (Mateo 17:1 al 8), su
muerte (Juan 7:39;12:23 al 28; compárese Hebreos 2:9), su resurrección (Lucas
25:26) y ascensión (Hechos 3:13; 7:55;1 Pedro 1:20).
En sentido absoluto solo Dios es glorioso; solo en Él existe la hermosura de la
santidad. Sin embargo, se habla, con sentido relativo, de la gloria de los seres
humanos (Job 19:9; 1 Corintios 11:7), que es equivalente a su honor. Por haber
sido hecho a imagen y semejanza de Dios, el hombre tiene gloria pero esta es
efímera (1 Pedro 1:24).
Gloria es también la ALABANZA que se le rinde a Dios, en reconocimiento de su
grandeza, bondad y poder. En muchísimas partes de la Biblia se exhorta al pueblo
de Dios a dar gloria a su nombre (Salmos 29:2;115:1; Filipenses 5:20;
Apocalipsis 7:12). Nuestra vida misma, como cristianos, debe ser para la gloria
de Dios (1 Corintios 10:31; 6:20). El estado final de los redimidos se describe
como participación en la gloria de Dios, como algo infinitamente superior a lo
que experimentamos ahora (Romanos 8:18; 1 Pedro 5:13).
La gloria de Dios se vio en el Antiguo Testamento principalmente en el
tabernáculo (Éxodo 40:34, 35), en forma de una nube resplandeciente; y en el
templo (1 Reyes 8:11;2 Crónicas 7:1 al 3).
En el Nuevo Testamento la fe es una condición indispensable para ver la gloria
de Dios (Juan 11:40), la cual debe reflejarse incluso en los miembros y vida
humanos (1 Corintios 6:20).
En Vivo alabanza "Gloria"
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