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Diccionario Ilustrado
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Efraín | |
![]() José dio a su hijo el nombre de Efraín "porque Dios me ha hecho fructificar en la tierra de mi aflicción" (Génesis 41.52). En efecto, José conoció la esclavitud y el encarcelamiento en Egipto. De ahí subió para ser el segundo en el país. Esto, junto con su feliz matrimonio, fueron triunfos que José supo apreciar. Por eso dijo que Dios lo había hecho "fructífero" en tierra de dolor, experiencia que perpetuó en el nombre de uno de sus hijos. Jacob, ya en su vejez, se gozó al ver a sus nietos, los hijos de José, a quienes adoptó como hijos suyos (Génesis 48:5, 11). En esta ocasión memorable Jacob bendijo a Efraín dándole cierta preferencia sobre Manasés su hermano (Génesis 48:17 al 19), a pesar de la protesta de José. José vivió hasta ver la tercera generación (Génesis 50:23). En 1 Crónicas 7:22 se dice que algunos hijos de Efraín murieron en combate, por lo cual Efraín lloró amargamente. Nada más se sabe de la vida de este distinguido patriarca. Los descendientes de Efraín llegaron a formar una de las tribus del pueblo de Israel. En la división de la tierra prometida, después de la conquista, correspondió a la tribu de Efraín una rica y extensa región al centro del país. Cuando se dividió la tierra entre las tribus, los hijos de José (salvo la mitad de Manasés que se estableció al oriente del Jordán, Números 32:33, 39 al 42) recibieron la zona montuosa central de Palestina, a veces llamada monte Efraín. Efraín y Manasés parecen haber sido rivales acérrimos (Isaías 9:20 y 21), siendo Manasés el grupo más grande (Génesis 49:22) pero teniendo Efraín el liderazgo más vigoroso. Aunque parecen haber tenido su tierra en común por un tiempo (Josué 17:14 al 18) la dividieron después entre ellos. La porción de Efraín estaba bien definida y era muy fructífera, con suelo muy fértil y más lluvia que la de Judá al sur (Deuteronomio 33:13 al 16). Tenía a Dan y a Benjamín al sur, Gad al este y Manasés al norte (Josué 16:1 al 10). Entre los varones famosos, descendientes de Efraín, se cuentan JOSUÉ (Números 13:8, 16) y Jeroboam, rey de Israel (1 Reyes 12:20, 25). En el territorio de Efraín estuvo la ciudad de Ramataim, cuna del profeta Samuel (1 Samuel 1:1). Al parecer, fue una tribu dominante y en su regionalismo llegó a poseer su propio dialecto (Jueces 12:5, 6). Fue tanto el predominio de esta tribu, que en muchos pasajes bíblicos se cita el reino del norte como reino de Efraín (Oseas 4:17). El profeta Oseas habla de la caída de Efraín (Oseas 11:1 al 12), dejando ver la ingratitud de esta gente ante el permanente y cuidadoso amor de Dios. José levantó el tabernáculo en Silo, en territorio de Efraín (Josué 18:1), y este pueblo siguió siendo un centro religioso para los hebreos (Josué 22:12; Jueces 18:31; 21:19; 1 Samuel 1:3, 9, 24; 2:14; 3:21) hasta que fue destruido por los filisteos después de la batalla de Eben-Ezer (1 Samuel 4:1 al 11). Samuel era efrateo (1 Samuel 1:1). Los efrateos contribuyeron su parte del odio y la lucha que dividieron a las tribus hebreas durante los oscuros días de los jueces (Jueces 8:1-3; 12:1 al 6). Aparentemente Efraín, al igual que el resto de las tribus del centro y del norte, nunca aceptó totalmente el gobierno de Judá (2 Samuel 2:8 y 9; 1 Reyes 12:16). Jeroboam I, efrateo (11:26), se rebeló en contra de Roboam, hijo de Salomón. Efraín se convirtió en un líder tan importante del nuevo reino hebreo del norte que además de su nombre más común de Israel, el reino también se llama Efraín (Isaías 7:2, 5, 9, 17; Oseas 9:3 al 16). Desde esa época la historia de la tribu se incorpora con la del reino. El nombre de Efraín también designaba la región habitada por los descendientes de este y una puerta en el muro de Jerusalén (2 Crónicas 25:23). En tiempos novotestamentarios Jesús visitó una ciudad del mismo nombre (Juan 11:54).
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