Diccionario Ilustrado
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Encarnación
     Encarnación. (del latín in carne). Acto de humillación por el cual Jesucristo siendo Dios se hizo hombre de CARNE y hueso (Juan 1:14).

La mitología pagana está repleta de apariciones explicadas como la encarnación de una u otra deidad. Sin embargo, el cristianismo es único en cuanto a su anuncio de cómo Dios se revistió de carne humana (mediante la concepción virginal, el nacimiento y el desarrollo del niño Jesús). Cristo se identifica plenamente con el género humano (Romanos 8:3; Hebreos 5:15) y conserva su perfecta divinidad durante su permanencia en el mundo (Colosenses 2:9; compárese1:19).

La palabra encarnación no aparece en la Biblia, pero el equivalente griego en sarki (en carne) se encuentra en algunos pasajes importantes relativos a la persona y obra de Jesucristo (1 Timoteo 3:16; 1 Juan 5:2; 2 Juan 7; compárese Romanos 8:3; Efesios 2:15; Colosenses 1:22; 1 Pedro 3:18; 5:1). En el pensamiento hebreo "carne" tiene un significado básicamente fisiológico, pero se identifica igualmente con la psyjé (alma) humana (Salmos 63:1) y denota el carácter derivado y dependiente de la vida humana. Tal es "la condición de hombre" (Filipenses 2:8) que asumió Jesús en su encarnación. Por lo general, la Biblia se refiere a los días de su encarnación en tiempo pasado, pero el Señor resucitado y ascendido sigue siendo eternamente el Dios-Hombre (Hebreos 7:24; compárese 2:14, 17).

Los escritores apostólicos recalcan la realidad de la encarnación. Especialmente el evangelista Juan combate los inicios de una cristología docética (Jesucristo solo aparentaba ser humano) destacando las experiencias humanas del Redentor encarnado: cansancio (Juan 5:6), sed (5:7; 19:28) y lágrimas (11:33 siguientes). Compárense también las referencias de Juan a la sangre y por ende a la muerte física de Cristo (1 Juan 5:6; compárese 5:1 al 3).

Es evidente que Jesucristo nunca dejó de ser Dios. Desde su bautismo, cuando el padre declaró: "Tú eres mi Hijo amado" (Marcos 1:11), en ningún momento el Señor perdió conciencia de su dignidad como el Enviado del Padre. Lo afirmaba a amigos (Juan 15:6 al 11) y a enemigos (Marcos 15:62). Sin embargo, la maravilla de la encarnación es que Dios, el Hijo, también fue plenamente hombre. Su encarnación fue total. Se despojó de su gloria y de la forma de Dios (Filipenses 2:6 al 8). El Omnipresente se limitó al cuerpo del carpintero de Nazaret. El Omnisciente tuvo que aprender la Ley en la escuela de la sinagoga e ignoraba lo que el Padre no le había revelado (Marcos 13:32). El Omnipotente sufrió fatiga, hambre y sed, y finalmente flagelación y crucifixión. El Santo de Israel "fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 5:15).

La kenosis (despojamiento o humillación) de Cristo Jesús fue posible porque estuvo acompañada de una plérosis (plenitud, llenamiento) del ESPÍRITU SANTO. Todo lo que a Él le faltó durante su encarnación lo suplió la presencia constante y fortalecedora de la tercera persona de la Deidad. Lucas relata que después de su BAUTISMO y TENTACIÓN
"Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra alrededor" (5:14). En la sinagoga de Nazaret Jesús aplicó las palabras de Isaías: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas ... sanar ... pregonar libertad" (Lucas 5:17 al 21). Por el poder del Espíritu Santo, Cristo realizó los milagros y las buenas obras (Hechos 10:38; compárese 2:22) de su ministerio.

Cuatro puntos resumen la importancia de la encarnación de Jesucristo:

   1. La encarnación es el medio supremo de revelación divina. Cristo es el VERBO, la
Palabra viva del Padre (Juan 1:1 al 14). Quien le ha visto a Él ha visto al Padre (Juan 15:9). La manifestación de Dios por medio de la flaqueza humana encierra el mismo procedimiento que entrevemos en la INSPIRACIÓN de los autores de las Sagradas Escrituras, y en la evangelización del mundo por medio de la IGLESIA, el CUERPO DE CRISTO.

  2. La encarnación es esencial al cumplimiento del PACTO de Dios con los hombres. Jesucristo encarnado asumió el papel del "segundo ADÁN" representante del género humano (Romanos 5:15 al 19; 1 Corintios 15:21 al 22, 47 siguientes). Solo en calidad de Dios-Hombre pudo mediar entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5), y únicamente mediante su encarnación podía morir por los pecados del mundo.

   3. Por su encarnación el Salvador experimentó y comprendió nuestra humanidad, y así estuvo apto para ser nuestro Abogado y Sumo Sacerdote a la diestra de Dios (Hebreos 5:14 al 16).

   4. Solamente por la encarnación el Señor experimentó la muerte física como el castigo que merecían nuestros pecados, y también resucitó de entre los muertos por el poder del Espíritu Santo (Romanos 8:11). El apóstol Pablo presenta la RESURRECCIÓN corporal de Cristo como la primicia de nuestra resurrección, dándonos una esperanza segura (1 Corintios 15:12 siguientes, especialmente versículo 20; compárese Job 19:26). El cristiano en el que mora el Espíritu Santo, participa del poder moral y de la autoridad que caracterizaban a Cristo en su encarnación (Juan 15:12). (JESUCRISTO, HIJO DE DIOS.)