Diccionario Ilustrado
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Ángel

    ÁNGEL Traducción de un término hebreo (mal ak) y un término griego (ángelos) que significan "mensajero". En ugarítico, arábigo y etiópico, el verbo le ac significa "enviar". Aun cuando le ac no existe en el Antiguo Testamento hebraico, se puede percibir la relación etimológica con mal ak. Es más, el Antiguo Testamento usa el vocablo "mensaje" en Hageo 1:13 (RVA), término que incorpora el significado de la raíz le ac, "enviar". Otro nombre derivado de la misma raíz es mel ac , "trabajo", que aparece 167 veces. El nombre Malaquías (malachi), literalmente "mi mensajero", se basa en el nombre mal ak.

    El nombre mal ak se encuentra 213 veces en el Antiguo Testamento hebraico. Es más frecuente en los libros históricos, donde generalmente tiene la acepción de "mensajero": Jueces (31 veces), 2 Reyes (20 veces), 1 Samuel (19 veces) y 2 Samuel (18 veces). Los libros proféticos se valen de mal ak con moderación, con la notable excepción de Zacarías, donde el ángel del Señor comunica su mensaje al profeta. Por ejemplo: "Respondí entonces y dije al ángel que hablaba conmigo: Señor mío, ¿qué es esto?

    Y el ángel me respondió y me dijo: Estos son los cuatro vientos [plural de mal ak] de los cielos, que salen después de presentarse delante del Señor de toda la tierra" (Zacarías 6:4 al 5).

    El vocablo mal ak denota a alguien que ha sido enviado a través de una gran distancia por algún individuo (Génesis 32:3), o por una comunidad (Números 21:21), con el fin de comunicar un mensaje. A menudo se envían varios mensajeros juntos:

"Y Ocosías cayó por la ventana de una sala de la casa que tenía en Samaria; y estando enfermo, envió mensajeros [plural de mal ak] y les dijo: Id y consultad a Baal-zebub dios de Ecrón, si he de sanar de esta enfermedad" (2 Reyes 1:2). La fórmula introductoria del mensaje que porta el mal ak contiene a menudo la frase "Así ha dicho", o "Esto es lo que … dice", lo cual avala la autoridad del mensajero al comunicar el mensaje de su señor: "Jefté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Amón" (Jue 11:15). Como representante del rey, el mal ak cumpliría las funciones de un diplomático. En 1 Reyes 20.1 siguientes leemos que Ben-adad envió mensajeros con los términos de su rendimiento: "Envió mensajeros a la ciudad a Acab rey de Israel, diciendo: Así ha dicho Ben-adad" (1 Reyes 20:2 al 3).

    Estos pasajes confirman la posición importante del mal ak. Honores para el mensajero equivale a rendir pleitesía a quien lo envía. Lo contrario también es cierto. El insulto de Nabal a los siervos de David fue como si lo insultaran a él (1 Samuel 25.14 siguientes ); y cuando Hanún, rey de Amón, humilló a los siervos de David (2 Samuel 10.4 siguientes ), este no tardó en enviar a su ejército en contra de los amonitas.

    Dios también envía mensajeros. En primer término están los mensajeros proféticos:

"Y Jehová el Dios de sus padres envió constantemente palabra a ellos por medio de sus mensajeros, porque Él tenía misericordia de su pueblo y de su habitación. Mas ellos hacían escarnio de los mensajeros de Dios, y menospreciaron sus palabras, burlándose de sus profetas, hasta que subió la ira de Jehová contra su pueblo, y no hubo ya remedio" (2 Crónicas 36: 15 al 16).

Hageo se autodenominó el "mensajero del Señor" (mal ak Yahveh).

    También hubo mensajeros ángelicales. El vocablo castellano ángel está relacionado etimológicamente al término griego angelos, cuya traducción es similar al hebreo: "mensajero" o "ángel". El ángel es un mensajero sobrenatural del Señor con un mensaje particular.

"Los dos ángeles llegaron a Sodoma al anochecer. Lot estaba sentado junto a la puerta de Sodoma, y al verlos se levantó Lot para recibirlos postrándose a tierra" (Génesis 19:1 RVA).

    Los ángeles también tienen la comisión de proteger al pueblo de Dios:

"Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos" (Salmos 91:11).

    En tercer y más significativo lugar están las frases mal ak Yahveh, "el ángel del Señor", y mal ak elohîm, "el ángel de Dios". Estas siempre se usan en singular y denotan un ángel que sobre todo tiene la función de salvar y proteger:

"Porque mi ángel irá delante de ti, y te llevará a la tierra del amorreo, del heteo, del ferezeo, del cananeo, del heveo y del jebuseo, a los cuales yo haré destruir" (Éxodo 23:3).

    El ángel puede también ser mensajero de maldición: "Y alzando David sus ojos, vio al ángel de Jehová, que estaba entre el cielo y la tierra, con una espada desnuda en su mano, extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos se postraron sobre sus rostros, cubiertos de cilicio" (1 Crónicas 21:6).

    La relación entre el Señor y el "ángel del Señor" a menudo es tan cercana que es difícil separar a los dos (Génesis 16: siguientes ; 21:17 siguientes ; 22:11 siguientes ; 31:11 siguientes ; Éxodo 3:2 siguientes ; Jueces 6:11; 13:21siguiente). Esta identificación ha contribuido a que algunos intérpretes concluyan que el "ángel del Señor" era el Cristo pre-encarnado.

    Por lo general, en la Septuaginta el término mal ak se traduce como angelos y la frase "ángel del Señor" por angelos kuriou. Las versiones en castellano hacen esta misma distinción al traducir mal ak simplemente como "ángel" o "mensajero".

    Se aplica a seres humanos (Job 1:14; 1 Reyes 19:2; Hageo 1:13; Lucas 7:24; 9:52, etc.), pero de manera muy especial a un orden de seres sobrenaturales y celestiales cuyo ministerio es actuar como mensajeros y agentes de Dios en la realización de la voluntad divina.

    Los ángeles se mencionan muchas veces en ambos testamentos y Cristo mismo afirmó que hay un orden de seres angélicos en el universo (Mateo 18:10; 24:31, 36; Lucas 15:10).

    Los ángeles fueron creados (Colosenses 1:16) en estado de santidad (Judas 6) antes de la creación del mundo (Job 38:6 y 7). Son seres espirituales (Hebreos 1:14) que pueden tomar forma corpórea, aunque no tienen cualidades físicas como los humanos. Su apariencia es masculina (Génesis 18:2, 16; Marcos 16:5, etc.). No pueden reproducirse ni tampoco morir (Mateo 22:30; Lucas 20:36). Existen en gran número (Hebreos 12:22; Apocalipsis 19:1). Poseen inteligencia (1 Pedro 1:12), sensibilidad (Lucas 15:10) y voluntad (Judas 6). Se les llama "santos" (Mateo 25:31), "escogidos" (1 Timoteo 5:21) e "hijos de Dios" (Job 1:6), y se dice que están en el cielo (Mateo 18:10).

    Las Escrituras hablan de ángeles que pecaron (Judas 6; 2 Pedro 2:4). (vea DEMONIOS; SATANÁS) Aquí se trata solamente de los que no han caído de su estado original. Pablo menciona "principados y potestades en los lugares celestiales" (Efesios 3:10). Dos ángeles se mencionan por nombre: Gabriel (Lucas 1:26) y Miguel (el arcángel, "uno de los principales príncipes", Daniel 10:13, Judas 9) Se habla también de serafines (Isaías 6:1 al 3) y querubines (Génesis 3:22 al 24).

    Los ángeles alaban a Dios (Apocalipsis 4 al 5), cuyo rostro contemplan siempre en el CIELO (Mateo 18:10), y ejecutan su palabra (Salmos 103:20). En cuanto a Cristo, se dice que fue "visto de los ángeles" (1 Timoteo 3:16). Predicen (Lucas 1:26 al 33) y anuncian su nacimiento (Lucas 2:13), le protegen en su infancia (Mateo 2:13), le asisten en la tentación (Mateo 4:11), están listos para defenderle (Mateo 26:53), le confortan en Getsemaní (Lucas 22:43), remueven la piedra del sepulcro (Mateo 28:2), anuncian la resurrección (Mateo 28:6) y la Segunda Venida (Hechos 1:10, 11). Hay varios ministerios que los ángeles cumplen en relación con la experiencia del creyente (Lucas 15:10; 16:22; Hechos 8:26; 12:7; 27:23, 24; 1 Tesalonicenses 4:16; 1 Timoteo 5:21; Hebreos 1:14). Intervienen también en la vida de las naciones (Daniel 10:21; 12:1; Apocalipsis 8; 9; 16) y de los individuos no salvos (Génesis 19:13; Mateo 13:39; Hechos 12:23;Apocalipsis 14:6, 7).

    El hombre ha sido hecho "poco menor que los ángeles" (Salmos 8:5), pero al unirse con Cristo por medio de la fe es exaltado sobre ellos (Hebreos 1 al 2). Los ángeles le sirven (Hebreos 1:14), pero Él les excede en conocimiento espiritual respecto a la manifestación de la gracia de Dios en Cristo (1 Pedro 1:10 al 12), y un día los juzgará (1 Corintios 6:3). La Biblia prohíbe que se rinda adoración a los ángeles (Colosenses 2, 18;Apocalipsis 19:10; 22:8, 9)