Alcatraz no se menciona en la Biblia, pero es del grupo de aves prohibidas para
comer como la Grulla y Pelícano.
Morus bassanus
El alcatraz común (Morus bassanus), también conocido como alcatraz atlántico, es
un ave pelecaniforme perteneciente a la familia de los súlidos.
Se
posa en tierra sólo para anidar y cuidar a sus crías, anida en colonias de
hasta 35.000 parejas a ambos lados del Atlántico norte y efectúa migraciones
estaciónales.
Descripción
Las aves adultas pesan entre 3 y 4 kilos. El cuerpo mide entre 87 y 100 cm
de longitud y tienen una envergadura de alas de 165 a 180 centímetros. Las
alas, largas y estrechas, miden entre 47 y 53 cm y el pico de 9 a 11 (medido
desde la cabeza). El tamaño de los dos sexos es semejante.
El plumaje de los adultos es mayoritariamente de color blanco puro, con las
puntas de las alas oscuras, con colores que van del pardo al negro. La
cabeza, las mejillas y los lados del cuello tienen coloraciones, dependiendo
de la época del año y del individuo, que varían entre el amarillo claro y el
oscuro. En algunos individuos puede faltar. Las plumas son impermeables, lo
que les permite pasar largos períodos en el agua. La impermeabilización la
consiguen untando las plumas con la secreción producida por una glándula
sebácea, que esparcen por el cuerpo usando el pico o la cabeza. En la cara
tienen un área desnuda con la piel de color negro, que les da una expresión
facial característica.
Los ejemplares que acaban de empezar a volar son pardos, con las puntas de
las alas blancas. Tienen pintas blancas en cabeza y en el lomo, y un área en
forma de V también de este color en la parte baja del lomo. El plumaje de
las aves de un año puede ser casi completamente pardo, en el segundo año de
vida presentan aspectos muy variados debido a las diferentes fases de la
muda: pueden mostrar el plumaje adulto en la parte delantera y seguir siendo
pardos en la posterior. El plumaje adulto definitivo aparece a partir de los
cinco años de edad.
Los pollos acabados de salir del huevo están desnudos y son azules oscuros o
negros. En la segunda semana de vida se cubren de un plumón blanco y parecen
estar cubiertos de lana. Desde la quinta semana se van cubriendo de plumas
castañas oscuras sucias de blanco.
Su pico es largo, fuerte y cónico, con la punta ligeramente curvada hacia
abajo. La parte delantera tiene un filo aguzado. En los adultos es gris
azulado con bordes grises oscuros o negros. En los inmaduros es acastañado.
Los ojos, grandes y dirigidos hacia adelante, tienen el iris de azul claro a
gris claro, rodeado por un fino anillo negro. Los cuatro dedos de las patas
están unidos por una membrana natatoria, de coloraciones que van del gris
negro al castaño negro. A lo largo de los dedos les corren unas líneas
amarillas que continúan por parte de las patas y que juegan probablemente
algún papel en el apareamiento. El dedo posterior es fuerte y vuelto cara
dentro, lo que les permite agarrarse con seguridad en los cantiles
verticales.
Particularidades anatómicas
Los alcatraces se sumergen en el agua cayendo verticalmente a velocidades de
incluso 100 km/h y su estructura corporal está adaptada a este hecho.
Carecen de agujeros externos de la nariz y tienen agujeros nasales
secundarios que pueden cerrar cuando están dentro del agua. Las aberturas de
los oídos son muy pequeñas, están cubiertas de plumas y pueden cerrarse
también con un sistema similar al de las fosas nasales. El esternón es muy
fuerte y tan largo que puede proteger las entrañas del golpe contra el agua.
Los pulmones, muy desarrollados, tienen también probablemente la función de
reducir las consecuencias del impacto contra la superficie y de proteger el
cuerpo. En la parte inferior del cuerpo y en los lados hay sacos aéreos
subcutáneos. Otros sacos aéreos se encuentran entre el esternón y los
músculos pectorales y entre las costillas y los músculos. Estos sacos están
conectados con los pulmones y se llenan de aire cuando el ave inspira. El
aire puede ser expulsado con contracciones musculares.
Tienen una capa de grasa subcutánea que los ayuda a soportar las
temperaturas bajas, a lo que ayuda además un plumón muy denso y el
solapamiento muy apretado de las plumas. La reducción de la circulación
sanguínea en las membranas natatorias fuera de la época de cría les ayuda
también a conservar la temperatura mientras nadan.
Por aire, tierra y mar Las alas, que como se dijo son largas y estrechas,
están insertadas muy adelante en el cuerpo, lo que les permite utilizar con
eficiencia las corrientes de aire para volar. En situaciones de tiempo
tranquilo pueden conseguir velocidades de incluso entre 55 y 65 km/h. Su
musculatura voladora está, sin embargo, relativamente poco desarrollada:
mientras que en las otras aves ésta representa alrededor de un 20% del peso
total, en los alcatraces no supera el 13%.
La consecuencia de esto es que los alcatraces precisan un calentamiento
previo para poder comenzar a volar. Además caminan con dificultad, por lo
que no pueden echar a volar desde un lugar llano. Del agua levantan el vuelo
girándose cara al viento y agitando pesadamente las alas. Con viento flojo y
olas relativamente altas se ven a veces incapacitados para volar y pueden
ser arrastrados a tierra. Como los albatros, aprovechan mientras vuelan el
viento producido por la parte anterior de las olas.
Sólo se ven tierra adentro cuando son desplazados por las tormentas.
En el agua se posan con una sumergida plana. Pocas veces lo hacen
extendiendo las patas hacia adelante, como los pelícanos o los cormoranes.
En el agua mantienen el cuerpo bastante hundido y, en general, la cola
erguida diagonalmente hacia arriba. Se posan con dificultad en tierra y el
intento puede acabar con un choque, ya que sus alas estrechas no permiten
buenas maniobras de giro, para las que se ayudan con las patas y la cola.
Las
heridas en los pies y patas cuando se posan en el suelo son relativamente
frecuentes si no hay vientos adecuados. Las alas rotas ó dañadas serían una
causa de muerte frecuente entre los adultos. La posición retrasada de las
patas en el cuerpo les da un andar semejante al de los patos.
Voz
Su repertorio acústico no tiene grandes particularidades. La
llamada típica es un rabrabrab, que emiten cuando están pescando y también en el
nido. Emiten un grito especial cando se aproximan a la colonia, lo que, por
causa de la llegada constante de individuos a la colonia, se oye muy a menudo.
El repertorio es semejante en machos y hembras.
De acuerdo con el ornitólogo Bryan Nelson los alcatraces están en condiciones de
reconocer por la voz no sólo a la pareja y los propios pollos, sino también a
los vecinos de nido. Los alcatraces ajenos son tratados con mucha agresividad.
Distribución
Crían casi siempre en la orilla del mar, en las costas influidas por la
corriente del Golfo. Las colonias del golfo de San Lorenzo y de las islas de la
costa este de Canadá son una excepción. Las aguas cerca de los acantilados en
los que viven tienen, en verano, temperaturas en superficie de entre 10 y 15 °C.
La temperatura del agua determina el área de distribución de las caballas y los
arenques, que son sus principales fuentes de alimentación, por lo que la
situación de sus colonias reproductoras está en fuerte relación con ellos. Crían
hasta muy al Norte, en regiones que pueden ser muy frías y tormentosas.
De acuerdo con el ornitólogo Bryan Nelson, la combinación de peso corporal y
fuerza del pico, que les permiten la captura de peces fuertes y musculosos, y la
capacidad de sumergirse hasta gran profundidad y capturar presas bien lejos de
los acantilados, les facilita poder vivir en esas regiones. Además, pueden
resistir largos períodos sin comer gracias a las reservas de grasa que acumulan.
El límite norte de su área de cría depende de que las aguas marinas estén libres
de hielo durante la época reproductora. Así, mientras Groenlandia y la isla
Spitzbergen les ofrecen lugares de reproducción adecuados, las zonas puramente
árticas tienen un verano demasiado corto para que puedan poner los huevos y
criar a los pollos, para lo que precisan entre 26 y 30 semanas. El límite sur de
la distribución depende principalmente de la presencia suficiente de sus presas
habituales.
Colonias de cría
Algunas colonias reproductoras se utilizan desde hace cientos de años. Vistos de
lejos los acantilados parecen cubiertos de nieve, a causa de la densa capa de
nidos que los cubren. Hay registro escrito de la colonia de la isla Lundy del
año 1274. Ya entonces se señalaba que las poblaciones mermaban a causa de la
caza y el robo de huevos. Finalmente, la colonia desapareció en 1909. Entre las
mayores colonias están:
- La de la peña de Bass Rock en la costa este de Escocia, registrada desde 1448.
En el año 2004 contaba con más de 48.000 nidos.
- La de las islas Saint Kilda y Sula Sgeir, de las Hébridas. Saint Kilda es, con
unos 60.000 nidos, la colonia más grande de Europa.
- La de la isla Eldey, en Islandia, donde crían al menos entre 14.000 y 15.000
parejas. La densidad de población criando es tan grande que, por falta de
espacio, no se ven ejemplares no reproductores.
Otras colonias europeas están en el suroeste de Irlanda, oeste de Noruega (isla
de Runde) y en el norte del mismo país (Syltefjord, Hovflesa y Storstappen). La
más meridional es la isla Rouzic en el archipiélago de las Siete Islas en
Francia. En Norteamérica crían en la costa de Terranova y en islas del golfo de
San Lorenzo. La colonia más grande tiene 32.000 nidos, y se encuentra en la isla
Bonaventure, en la costa sur de Quebec.
Población
En el año 2004 se contabilizaron 45 colonias de cría y unos 361.000 nidos. Las
aves de la costa escocesa constituyen alrededor del 60% del total.
Aparentemente, la población aumenta anualmente entre el 3 y el 5%, a pesar de
que este crecimiento se concentra sólo en algunas colonias. Para la situación
actual fue decisiva la suspensión casi total de la caza de la especie, que tenía
como objetivos su carne y sus plumas.
En 1939 había unas 22 colonias y unos 83.000 nidos, lo que significaría que las
poblaciones se habrían multiplicado por cuatro desde entonces. El
aprovechamiento por los alcatraces de las crecientes actividades pesqueras en
alta mar pudo ayudar también a la recuperación de la especie.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), citando a
del Hoyo et al (1992), indica que dicho autor estimaba la población total de
estas aves en unos 526.000 ejemplares, pero, teniendo en cuenta la población de
esta especie en Europa de acuerdo con BirdLife International 2004, hace una
estimación revisada del tamaño demográfico global y sitúa su población entre
950.000 y 1.200.000 individuos.
Estado de conservación
Están catalogados en la Lista Roja de la UICN como una especie bajo preocupación
menor, por considerar que tiene un área de distribución muy amplia, alejada de
los parámetros establecidos para la catalogación como vulnerable, y que el
número de individuos es
suficientemente amplio y la tendencia demográfica parece aumentar.
En España están incluidos en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de
Protección Especial.
Depredación
Esta especie no tiene un factor significativo de mortalidad. La depredación por
parte de otras aves se da en todas las colonias, pero su incidencia es mínima, y
por parte de mamíferos solo es significativa en colonias continentales o de
grandes islas.
El gavión atlántico (Larus marinus), la gaviota argéntea (Larus argentatus), el
zorro rojo (Vulpes vulpes) y el armiño (Mustela erminea) se alimentan
ocasionalmente de sus huevos y también atacan a las crías en los nidos. Los
adultos apenas tienen predadores en tierra, aparte de los humanos y
ocasionalmente las águilas calvas (Haliaeetus leucocephalus), y en el mar,
también aparte de los humanos, la depredación es insignificante, excepto alguna
captura ocasional por parte de grandes peces o algún pinnípedo.
Alimentación y caza
Los alcatraces cazan por el día, en general dejándose caer en picado en el agua.
Pueden cazar cerca de la costa pero buscan alimento a grandes distancias de
ellas. Se sabe que aves que están criando pueden pescar a distancias de hasta
320 km de la colonia. Un dos por ciento de las aves que crían en la colonia
escocesa de Bass Rock buscan peces en los bancos de Dogger, a entre 280 y 320 km
de distancia. Probablemente pueden alcanzar mientras buscan comida distancias
aún más largas, incluso doblando las mencionadas, pero, por norma, éstas son de
menos de 150 km.
Caída en Picada
Pueden localizar a sus presas desde alturas de incluso 45 metros, pero de
promedio las buscan a alturas de entre diez y veinte. Cuando avistan un pez, se
dejan caer en picado. Estirando las piernas, abriendo las membranas natatorias y
con movimientos de las alas dirigen la caída. Justo antes de batir contra el
agua, pliegan las alas contra el cuerpo. La cabeza y el cuello entran en el mar
bien estiradas, y el pico cerrado.
La velocidad en ese momento es de unos 100 km/h. Pasan de promedio entre 5 y 7
segundos en el agua, aunque algunas aves pueden llegar a los 20 segundos. A
menudo echan a volar de inmediato para volverse a sumergir tres o cuatro metros
más adelante.
Habitualmente sumergen la presa escogida y la capturan en el camino hacia la
superficie. Los peces de tamaño medio son tragados empezando por la cabeza. Los
pequeños pueden devorarlos de través o por la cola. Las bolsas de aire
subcutáneas les facilitan la salida rápida a la superficie.
Su color blanco sirve de identificación para sus congéneres, que pueden deducir
la presencia de un banco de peces por las inmersiones de un compañero, así es
fácil verlos cazar en grupo, situación que facilita las capturas.
Alternativamente
pueden buscar peces nadando con la cabeza sumergida en el agua.
Algunos estudios han detectado que la duración y la dirección de los vuelos
de búsqueda de alimento eran similares en ambos sexos. Sin embargo, había
diferencias significativas en el comportamiento de
búsqueda de los machos y las hembras. Los alcatraces hembra no sólo eran más
selectivos que los machos en la selección de áreas de búsqueda, sino que
también hacían zambullidas más largas y más
profundas y pasaban más tiempo en la superficie de mar que los machos.
Las presas
Además de arenques y caballas, también cazan otros peces: como sardinas,
anchoas, eglefinos, bacalaos y otras especies de peces que forman bancos. En
el caso de las especies grandes, como el bacalao, capturan sólo ejemplares
jóvenes.
Como muchas gaviotas, asocian enseguida los barcos de pesca con la
posibilidad de encontrar comida. Giran alrededor de los barcos para pillar
peces de las redes y aprovechar los restos lanzados al mar
Reproducción
Los más experimentados son los primeros en volver a las colonias de cría. La
época exacta del año depende de la situación geográfica de cada colonia: los
de Bass Rock llegan a mediados de enero, los de Islandia a finales de
marzo o en abril.
Las aves que no se reproducen llegan semanas más tarde. En
general, el primer regreso a la colonia (que no es forzosamente aquella en
que nacieron) tiene lugar cuando tienen dos o tres años. Los cambios de
colonia no son excepcionales, pero no se conocen casos de alcatraces que,
después de criar con éxito en una colonia, cambien ésta por otra.
Los inmaduros permanecen en los límites de la colonia. Pueden llegar incluso
a hacer un nido, pero hasta los cuatro o cinco años no se reproducen.
Algunos ejemplares de esas edades ocupan nidos vacíos que defienden con
agresividad si pasan en ellos dos o tres días. Si el nido aparentemente
vacío tiene dueño, es abandonado sin lucha cuando llega el propietario.
La construcción del nido
El lugar preferido para hacer el nido son las laderas y los acantilados de
las costas escarpadas. Cuando no encuentran estos sitios pueden anidar en
grupos de islas y superficies planas, desde las que les es más difícil
levantar el vuelo, provocando en la maniobra, a menudo, la invasión del área
del nido de otra pareja y la reacción agresiva de ésta, lo que provoca que
el nivel de estrés en la colonia sea elevado. Los nidos son, sin
embargo, construidos siempre cerca de los de otra pareja y lugares idóneos
quedan vacíos si están alejados de la colonia. En general el promedio de
nidos por metro cuadrado es de 2,3.
Los nidos están hechos de algas marinas, hierbas, tierra y objetos de todo
tipo que flotan sobre el agua. Diariamente, son los machos los que juntan el
material. Los efectos del viento hacen que los nidos, que miden entre 50 y
70 cm de diámetro y unos 30 de alto, tengan que ser mantenidos durante toda
la cría. Su área crece durante la reproducción por su costumbre de tirar los
excrementos fuera del nido, en las orillas de éste.
Conducta agresiva en el nido
La agresividad en el área del nido es la base para muchas pautas de su
conducta relacionadas con el apareamiento. Las luchas tienen lugar sólo
entre aves del mismo sexo. El comportamiento de las hembras, que bajan la
cabeza ante un macho agresivo, mostrándole la parte posterior del cuello,
hace que sean cogidas por el cuello por machos que defienden el nido y
expulsadas. Una hembra no reacciona si un macho ajeno se acerca al nido,
pero lo defiende ferozmente si la que se acerca es otra hembra.
Las luchas en las que participan machos que ocupan un nido por primera vez
son particularmente intensas. Las consecuencias de las peleas pueden ser
importantes, acabando con heridas graves. Las luchas son precedidas por
gestos de amenaza, que se ven también fuera de la estación reproductora. Los
machos muestran a los vecinos la propiedad de un nido gesticulando con la
cabeza con el pico dirigido hacia abajo y las alas algo erguidas.
Emparejamiento
Después de ocupar un lugar de cría los machos intentan atraer una hembra sin
pareja. Éstas, que tienen en general cuatro o cinco años, sobrevuelan la colonia
varias veces antes de posarse. La postura de su cuerpo, con el cuello muy
estirado, informa a los machos de su disposición a ser cortejada. Los machos lo
hacen sacudiendo la cabeza, de manera semejante a cuando marcan el nido, pero
con las alas cerradas.
Fiel hasta que enviúdese
Las parejas son monógamas y duran muchos años, si no toda la vida. Las aves se
separan después de criar, pero se vuelven a juntar al año siguiente. En caso de
muerte de uno de los miembros el otro abandona la zona de cría y se unen a los
solteros que buscan una
pareja.
Defienden con mucha agresividad el territorio alrededor de su nido. La distancia
entre cada uno de ellos es de aproximadamente el doble de la que permitiría a un
alcatraz llegar desde su nido al de un vecino.
El huevo y los pollos
Ponen sólo un huevo de forma oval y de un peso medio de 104,5 gramos. En
comparación con otras aves marinas, el peso es muy pequeño. Los casos de nidos
con dos huevos corresponden, bien a puestas de dos hembras o huevos robados de
otros nidos vecinos.
Los alcatraces ponen un nuevo huevo en caso de perder el primero. El tiempo de
incubación es de entre 42 y 46 días. Cuando están incubando, rodean el huevo con
las membranas
natatorias, muy bien irrigadas. El proceso de romper la cáscara puede durar
hasta 36 horas.
Cuando va a comenzar, el ave incubadora suelta el huevo de las membranas
natatorias, ya que, de mantenerlo entre ellas, el huevo podría romperse
bruscamente bajo el peso del adulto cuando el pollo empieza a agujerearlo. De
hecho esta es una causa de muerte frecuente en los pollos de las aves que crían
por primera vez. Las membranas natatorias sirven también para cobijar a los
pollos, que sólo en ocasiones excepcionales son dejados solos por los padres.
Los pollos no vigilados son, a menudo, atacados y asesinados por otros
alcatraces.
Los pollos más jóvenes son alimentados con peces semidigeridos regurgitados por
los adultos. Los más viejos reciben peces más enteros. La fuerte tendencia de
los polluelos a no moverse del nido y a no agitar las alas para pedir alimento
como hacen otras aves, minimiza el peligro de caer desde los acantilados.
Los adultos alimentan a las crías durante unas 11 o 12 semanas, hasta que los
jóvenes se ven con fuerzas para abandonar definitivamente el nido. Alrededor de
los 75 días de vida planean desde los acantilados al mar, lo que marca el punto
final del vínculo familiar.
Los jóvenes, que pesan en ese momento unos cuatro
kilos, no son aún capaces de volar con soltura, lo que, unido a su peso, no les
permite regresar a los acantilados. Sus reservas de grasa hacen que puedan pasar
hasta 2 o 3 semanas sin comer. El salto del nido al agua causa, en condiciones
de mal tiempo, que algunos alcatraces sufran heridas mortales al batir contra
las rocas.
Los jóvenes son atacados por los adultos si se mueven por las orillas de la zona
de cría, por lo que permanecen en el mar aprendiendo a pescar y a volar hasta
que están en condiciones de hacerlo con soltura. Si se dan malas condiciones
meteorológicas en ese período, puede morir un número muy elevado de ejemplares
jóvenes.
Migraciones
Los jóvenes migran con dirección al Sur a distancias importantes de las colonias
de cría, llegando en ocasiones casi al Ecuador. En el segundo año de vida parte
de ellos vuelven a la colonia, a la que llegan más tarde que las aves
reproductoras, para abandonarla de nuevo en dirección sur en torno al fin de la
época de cría. En esta segunda migración recorren, sin embargo, distancias
menores.
Los adultos, acabada la cría, se esparcen con dirección poco prefijada y se
mantienen la distancias de entre 800 y 1.600 km de la zona de cría. Por ahora no
hay pruebas de que cada colonia tenga una zona de invernada específica. Muchos
adultos se encuentran en el oeste del Mediterráneo, al que llegan pasando sobre
el estrecho de Gibraltar y evitando dentro de lo posible volar sobre tierra
firme. Otros siguen la costa atlántica de África llegando incluso al golfo de
Guinea. En el caso de los alcatraces de Canadá, el límite sur de las
emigraciones de los ejemplares inmaduros está en el golfo de México. Los adultos
no se desplazan tan lejos.