Comentario de 2R 8:1-6

   Aquí el Señor decreta siete años de hambre, a tan solo un año de haber hecho el milagro de proveer alimento ante una hambruna extrema, según se narra en el capítulo anterior.
Nos surge una pregunta: ¿Por qué el Señor decretó siete años de hambre luego del milagro de la provisión?

   No podemos pasar por alto la gran desobediencia de no haber matado Ben-adad, y no queda otro pensamiento que la terminación de esa reprimenda o castigo.
Pero Eliseo, el profeta de Dios, le indicó a la sunamita, la que lo había honrado, la recibió un hijo como un milagro de Dios, la mujer fiel y temerosa de Dios, ella, se le dijo que se fuera a otro lugar hasta que pasaran los siete años de hambre.

   Bien podemos ver, que la sunamita, puede muy bien representar el remanente fiel que siempre el Señor ha tenido hasta el día de hoy. Este remanente fiel, Dios mismo le provee de sus necesidades en medio de cualquier juicio o castigo de parte del Señor.

   Y no es casualidad que, el criado de Eliseo, Giezi, estuviera hablando con el rey de las maravillas que Dios hizo a través de Eliseo, y no es casualidad que en ese momento la sunamita regresa a reclamar su casa y su tierra. Por la intervención del testimonio del profeta Eliseo, el rey le devolvió lo que era suyo a la sunamita.

¿Qué vemos en esto?

   Vemos como Dios mismo, no solo protege a su remanente fiel, sino que coordina todas las bendiciones con las autoridades terrenales a favor de su remanente fiel.